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Juan Carlos Girauta

Un aborto democristiano

No le sienta bien la metáfora abortiva a quien anda en el negocio de encarnar los valores católicos.

Incurre Duran Lleida en metáfora letal. Qué le vamos a hacer si este señor tan pío quiere que la Iglesia "aborte" a la COPE. Toda vez que la cadena no es un feto sino un ser nacido y crecidito, debió ser más claro y valiente al formular sus deseos. ¡Que ultimen, que descuarticen, que trituren a la COPE! Duran estará en contra del aborto, pero ansía la muerte civil de los comunicadores que le desagradan. Ya nos tildó un día de "mercenarios", coincidiendo con una de las típicas campañas de coacciones y amenazas que sufre la emisora. Ahora, qué casualidad, vuelve a coincidir.

La COPE verbaliza y difunde lo que piensan millones de españoles, opinión multitudinaria que Duran considera algo a corregir. Ahogando la voz, la sociedad se reconducirá, cree este amigo de la ingeniería social. Amigo íntimo, pues no es posible ser nacionalista sin una inclinación enfermiza a invadir la esfera privada, meterse en la conciencia de la gente y, en su caso, confundir la fe religiosa con la fe "nacional", el amor a la libertad con el amor a las esencias de la sangre y la tierra, la opción por la verdad con la afición a la leyenda.

No le sienta bien la metáfora abortiva a quien anda en el negocio de encarnar los valores católicos. Afortunadamente, a todos nos consta el inquebrantable compromiso del señor Duran con los rasgos definitorios del cristiano devoto: su humildad, su modestia infinita, su aversión al lujo y la ostentación, su intachable conducta, su acrisolada sinceridad. Concurren circunstancias que permiten equipararlo al mínimo y dulce Francisco de Asís. Como en la buena ascética, Duran aspira a la perfección espiritual a través de la renuncia a los bienes materiales, el dominio de las pasiones y la mortificación de los apetitos.

Lo que uno, pecador, no entiende, es por qué no lo abortan a él en CiU; por qué Mas, y antes Pujol, se han dejado succionar concienzudamente por quien a nadie representa. También agradeceríamos aclaraciones, que ya van tardando, sobre la merienda de negros que se organizó en las conselleries que el pujolismo le reservó a su partidillo. Desde que no gobierna, tiene Unió que cerrar sedes y las cuentas le aprietan. Y en este personaje ven algunos la gran esperanza pactista del PP. Lo primero que exigirá, tras un ascético ministerio, es que nos aborten. Pero a la Iglesia no le gusta el aborto.

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