Durante la firma del Tratado de Lisboa se produjo una insólita anécdota. José Luís Rodríguez Zapatero protagonizó la nota hilarante de la jornada. El coro de niños de la Academia Popular de Lisboa interpretó el "Himno a la Alegría", que es tanto como el himno de la UE, en presencia de todos los líderes europeos a excepción del primer ministro británico, Gordon Brown. Al terminar el himno, el presidente del Gobierno español se giró entusiásticamente con una gran sonrisa hacia los niños mientras aplaudía, ante la mirada atónita del resto de sus colegas de la Unión Europea que permanecieron firmes en sus puestos, como manda el protocolo en este tipo de actos comunitarios.
Algo parecido ha vuelto a ocurrir el pasado 28 de diciembre, pero no se ha tratado de ninguna inocentada. Era la hora de hacer balance de la legislatura. El jefe del Ejecutivo se instaló ante el atril de la Moncloa y soltó un parlamento de dos horas de duración para auto-aplaudirse sonriente y sin pudor alguno. Con una salvedad: su arrepentimiento por la gigantesca metedura de pata –"error notable"– en su alocución del 29 de diciembre del año pasado, en el que auguró que estaríamos mejor en 2007 que en 2006 en materia de terrorismo y al día siguiente el aparcamiento de la T-4 saltó literalmente por los aires y convirtió en ceniza a Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate. A excepción hecha de esta salvedad y del incumplimiento de su compromiso con el AVE a Barcelona todo han sido parabienes y descripción de grandes mejoras, incluso en el asunto del terrorismo. Veamos.
Dice Z, ahora, que no hay "ninguna expectativa de diálogo con ETA" y que lo que ha echado de menos es el apoyo de la oposición, "muy poco abierta a los consensos". Claro, si es que la responsabilidad de que haya terrorismo la tiene Rajoy porque su formación política es el "altavoz de ETA", al decir del Gobierno. Y no nos olvidemos de las víctimas, también culpables del terror nacionalista vasco. Porque, en realidad, Zapatero ha "trabajado todos los días por poner fin a la violencia terrorista" y "lo único" que no estaba en su pensamiento "es cualquier cálculo personal o político". Ya lo decíamos todos.
El Gobierno ha aprobado 167 leyes, reformas pero que "muy positivas de crecimiento económico y de progreso social" y además ha sido una legislatura "caracterizada por el compromiso". Eso sí, de todo aquello que no marcha como debiera los causantes somos los ciudadanos. El Euribor repunta de nuevo al 4,79%, lo que significa una subida de un punto en un año y el consecuente encarecimiento mensual de la hipoteca. El 45% de los ingresos de las familias se destinan a la vivienda. Ergo, las culpables de que las economías familiares estén pasando serias estrecheces son las propias familias por endeudarse tanto.
Sube la cesta de la compra, los productos básicos como el pan o la leche, la carne, el pollo, las naranjas, el jamón o las verduras: los ciudadanos lo han provocado por no ser consumidores de conejo. Que se dispara la inflación, nada, la culpa la tienen los tontos de los individuos censados en la todavía España que dejamos propinas de un euro cuando tomamos un café de 85 céntimos. Y qué decir del subidón del 5,2% del butano, del 4,7% del gas y del 3,3% de la luz, pues que, como no podía ser de otra manera, el usuario se lo estaba buscando por cocinar, encender la calefacción y además querer ver fuera del horario solar. Menuda desconsideración la de estos españoles.
Que roban en tu casa –en el inmueble en el que habita esta cronista ya van dos robos en una semana, una de las viviendas afectadas, por cierto, es de un miembro del Gobierno–, la culpa la tienen los madrileños porque no tomamos las precauciones suficientes. Si además te dan una paliza hasta reventarte, como a José Luís Moreno y tantos ciudadanos anónimos, la culpa es de la ciudad de Madrid porque "es muy grande, pasan cosas y seguirán pasando" (delegada del Gobierno dixit). Ante el atraco digital resulta que todo ciudadano es presunto delincuente aunque se demuestre lo contrario para beneficio de los titiriteros de Zapatero.
En definitiva, en este balance triunfal de fin de legislatura Z ha anunciado ya que va "a pedir la confianza a los ciudadanos". Qué raro que se le haya olvidado añadir que se refería a los ciudadanos tontos, malgastadores, descuidados, absurdamente hipotecados o empecinados en la guerra con ETA. Un fuerte aplauso para Zapatero.
