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Juan Carlos Girauta

El error Kosovo

Si la postura del Gobierno español es la de no reconocer al nuevo Estado, lo lógico sería que las tropas regresaran. Y van a regresar, sólo que para ser relevadas por otras. Incomprensible. Incoherente. Ilegal. Inconveniente. Inadmisible.

Hasta Umberto Eco cree que George Bush es un imbécil comparable a esa cuarta parte de los ingleses que creen que Churchill es un personaje imaginario. La preposición es engañosa; sin el "hasta" se entiende mejor: una legión de personas afirma que Bush es imbécil porque se ven avaladas por autoridades como Umberto Eco. De cómo ha convenido durante décadas a los americanos que sus presidentes fueran tenidos sistemáticamente por estúpidos me ocupé en La Ilustración Liberal. No voy a repetirme.

Recuerdo lo anterior para que conste que no media prejuicio cuando afirmo que el presidente de los Estados Unidos, con sus colegas británico y alemana, entre otros, han cometido esta vez una verdadera estupidez al alentar y reconocer la independencia de Kosovo. Los agentes supuestamente más sensatos y responsables de la comunidad internacional han vuelto a acercar una mecha encendida a esa zona conocida por todos los manuales de historia contemporánea como "polvorín balcánico".

Destaco ese aspecto, el del peligro, por encima de varios otros condenables: la independencia de Kosovo viola flagrantemente el Derecho Internacional y establece un precedente de alteración de fronteras por motivaciones étnicas que presagia una retahíla de conflictos encadenados y que descarta las consideraciones de legalidad en este tipo de decisiones para volver a conceptos que, desde que se formulara el derecho de autodeterminación en los catorce puntos de Wilson, no han dado más que disgustos.

Mueve a Alemania el oscuro sueño u obsesión de su Mitteleuropa, a los británicos el seguidismo de los Estados Unidos y a estos, probablemente, la vigencia de parámetros propios de un paradigma superado, el de la Guerra Fría, con la consiguiente inclinación a implantar una base de operaciones en ese estadito artificial para marcar a Rusia. La cuestión es: ¿qué mueve a España?

España tiene 585 hombres en la zona. Estaban bajo el paraguas de las Naciones Unidas y con una misión de paz específica. El cambio radical de la situación nos deja sin ese paraguas y con unas tropas dedicadas ahora, en la práctica, a reprimir a la población serbia. Si la postura del Gobierno español es la de no reconocer al nuevo Estado, lo lógico sería que las tropas regresaran. Y van a regresar, sólo que para ser relevadas por otras. Incomprensible. Incoherente. Ilegal. Inconveniente. Inadmisible.

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