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Juan Carlos Girauta

Malestar

Algo más sabemos de la nueva portavoz SSS. Por ejemplo, que su labor en las negociaciones estatutarias fue sólido en lo técnico e inexistente en cuanto a percepción de la filosofía de fondo de la plural y crucial ofensiva centrífuga.

La situación del PP tras la derrota es todavía susceptible de diagnósticos alternativos, incertidumbre ensanchada por el gran silencio que medió entre las elecciones y el primer pronunciamiento de Rajoy y por la poca enjundia de tal pronunciamiento, o parto de los montes: unos nombres propios y un par de vaguedades sobre ganar y perder, trabajar y no trabajar.

Esto pone al analista en una desagradable tesitura: la de juzgar nombres, es decir, presuponer ciertas ideas a unas caras, vincular ciertos valores a unos apellidos. El problema es que los propietarios de dichas caras y apellidos habrán trabajado mucho o no, pero en todo caso lo han hecho a la sombra, en el aparato, en los pasillos o laberintos de Génova 13. Algo más sabemos de la nueva portavoz SSS. Por ejemplo, que su labor en las negociaciones estatutarias fue sólido en lo técnico e inexistente en cuanto a percepción de la filosofía de fondo de la plural y crucial ofensiva centrífuga.

Iba a escribir ahora que todo el mundo merece una oportunidad, que hay que esperar y ver, etc. Pero un malestar difuso se interpone entre mis dedos y las teclas del ordenador. Creo que el malestar se debe a que las primeras muestras de aprobación –efusiva aprobación, añadiría– proceden de las mismas firmas y de los mismos medios que durante la anterior legislatura hostigaron sin tregua al PP, criticaron con dureza inaudita que mantuviera los mismos principios sobre lucha contraterrorista que caracterizan al centro derecha español desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco, acuñaron y promovieron el sambenito del anticatalanismo, coadyuvaron al tendido del cordón sanitario y normalizaron la simpática expresión “derecha extrema” para describir el universo político que refugia al 40% de los españoles.

Completa el malestar una voz del PP que merece tratamiento aparte. Ruiz Gallardón considera que su partido “está en uno de sus mejores momentos”, y con ello vuelve a coincidir una vez más con la visión de El País, de Público, de La Vanguardia y de El Periódico, medios caracterizados por su gran afecto a los populares y por dedicarles siempre sus mejores deseos. ¿Las razones gallardonitas para tanto optimismo? Cree el alcalde que las decisiones de Rajoy son “acertadas en cuanto a las personas y en cuanto a marcar una línea de renovación y de futuro”. El problema es que a las personas sólo podemos juzgarlas, de momento, por contraste.

Podríamos compararlas con el equipo al que desplazan, pero más exacto sería compararlas con otro; el que a mediados de los noventa ganó el pulso al PSOE, que es de lo que vuelve a tratarse, supongo. Así que a estos nombres que tanto entusiasman a Gallardón y a los enemigos mediáticos del PP hay que cotejarlos con la altura y capacitación del glorioso grupo parlamentario que comandaron Rato y Álvarez Cascos.

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