Menú
Juan Carlos Girauta

Esperanza

Rajoy se ha lanzado a sí mismo un nuevo salvavidas lanzándoselo a ella, y ha nombrado a Cospedal sustituta de Acebes. Así, ha podido afirmar la presidenta que, tras tan "buena noticia", Rajoy tendrá su voto.

Esperanza es lo último que se pierde. Y en efecto, ha sido la última en perderse. He dejado escrito en libro y en columnas, he dejado dicho en gratas tertulias madrileñas y en ingratas tertulias de mi ciudad que ella era y es referente principal de los jóvenes liberales españoles de principios del XXI. Me presentó un libro en la capital, mano a mano con Federico, con tal detalle de referencias que llegué a convencerme de que la presidenta lo había leído y subrayado. Como soy un sentimental, pensé: esta noche permanecerá para siempre; un día se la referiré a mis nietos. No sé de dónde saldrán porque, por no tener, no tengo ni hijos.

Capeó con gracia repugnantes linchamientos del progrerío mediático, que le inventaba anécdotas de analfabetismo funcional sólo creíbles por quien jamás la haya oído hablar y razonar. Siento una empatía inmediata con los linchados, lo que me ha hecho defender en ocasiones a conspicuos independentistas en situación de riesgo, que ya es defender. Recientemente reventé una cena en Barcelona porque uno de los comensales, decano o ex decano de un Colegio de Arquitectos, soltó: "¡La Aguirre es una imbécil!". Lo que contesté hizo imposible salvar la velada.

No ha querido medirse con Rajoy para no perder. Creo que valía más perder el congreso y quedar como la líder natural que lo ha intentado, pero ella ha hecho sus cálculos y no le compensa. Tampoco un voto en blanco de los compromisarios de Madrid, que podría usarse para medir sus fuerzas. Acaba de exhibirse con colectivos de homosexuales y transexuales, a los que apoya, para marcar la diferencia entre liberales y conservadores, y ha tenido la entereza de sostener allí en medio que llamarle "matrimonio" a lo suyo era pura demagogia zapaterina que busca meter el dedo en el ojo a los católicos.

Rajoy se ha lanzado a sí mismo un nuevo salvavidas lanzándoselo a ella, y ha nombrado a Cospedal sustituta de Acebes. Así, ha podido afirmar la presidenta que, tras tan "buena noticia", Rajoy tendrá su voto. Quedan pues sus fuerzas definitivamente diluidas en la gran y única fuerza popular, la del "quién se mueve no sale en la foto", enseñanza transversal de la partitocracia española.

Paralelamente ha congelado su sueldo y el de todo su equipo. Es decir, que sigue en campaña. Su principal enemigo tiene todas las cartas para hacerse con las riendas del PP cuando Rajoy se estrelle. Pero antes va el enemigo conmilitón que el amigo a secas, como se comprobó en un reciente y sonoro juicio donde compareció como testigo: lo que dijo Gallardón en el Foro ABC es que había que mirar al futuro, y eso no va en contra de la línea política del PP. Devino así testigo de cargo. Esperanza, Esperanza.

En España

    0
    comentarios