Sr. Sir_djok, conozco muchos no cristianos que cuando se refieren al Papa no emplean la expresión "este señor..." Ud. se declara cristiano pero yo deduzco que no es católico por sus expresiones, no demasiado respetuosas, sobre el Papa. Mire Ud., se puede decir lo mismo pero con expresiones mas suaves. Y diga como Ud. lo diga él es el Papa y es una autoridad reconocida mundialmente. ¡Ah! y por supuesto que no es necesario aceptar sus planteamientos.
Voy a releer la encíclica de nuevo, tan detenidamente como lo he hecho la primera vez. No me parece que en ella se haya manifestado nociones de fortalecimiento del estado en el sentido que el editorial manifiesta.En cuanto a los organismos internacionales, la encíclica hace una crítica profunda: son un lastre más que una ayuda. Lo que no dice es que haya que eliminarlos, sino que habla de cambios o actuaciones para que cumplan su función.
Vaya nombrecito "jodk".Me parece que has desenfocado el asunto.
Pretendes que el Vaticano no tenga el satatus actual? .Por qué y cómo lo consideras privilegiado?.Lo del" inoperante y costoso papel de las monarquías" es algo opinable. Aquí puede serlo, pero puede que no sea así en otros países. En los demás asuntos delicados, convendrás que la Iglesia tiene las Conferencias Episcopales en cada país, que suelen incidir en ellos.
Es posible que tu buena voluntad trajera mas problemas que los actuales.
¿Que pensara el eminente teologo de orden intergalactico D.Pepiño?
Se acordarán Vds. que George Soros (actuó de eco el exportavoz parlamentario del Psoe) reclamó no hace mucho un gobierno mundial. Pues bien, lo poco que he oído de la encíclica del Papa, me ha dejado un sabor extraño, a dejá vu, tal vez a una organización civil parecida a la Iglesia....mmm uhhhmmm.Algo terrible, pues casi lo tenemos ya encima.
Vastas regiones del planeta han sufrido un poder omnímodo llamado socialismo,apelando, como no, al bien comun. La traducción, miseria, opresión y muerte.
sir_djok: estoy segura de que no te has leído nada de Benedicto XVI y hablas de oídas, con fuentes muy poco fiables.
Este señor no es más que un títere en manos de los verdaderos poderosos del planeta. Mientras le dejen mantener su privilegiado estatus y nadie toque al Vaticano, el Papa seguirá sin denunciar lo que realmente tiene que denunciar: las dictaduras de izquierdas, la gran mentira del cambio climático, la falta de Justicia igual para todos en casi todos los paises, el inoperante y costoso papel de las monarquías, el incontrolable y numeroso dinero que los Estados más pudientes derrochan, el mantenimiento de auténticas dictaduras (Cuba, Corea del Norte, China, ¿España?,...; la hipocresía y avaricia de la industria farmacéutica, el desastroso papel de la Educación en muchos paises...en fin; un sinfin de asuntos en los que el Papa ni se molesta en denunciar y abanderar.
Siempre comenta lo mismo, siempre con los temas de los pobres, el aborto y tal; realmente ni se moja debajo del agua.
Yo, que soy cristiano, no considero que la labor del Pontífice sea productiva. Lo de la encíclica hablando de economía es de antología. Este señor no se puede difuminar en el ambiente.
Diga la verdad o estese callado. ¿Acaso tiene usted miedo?
No creo que el Papa defienda un mayor intervencionismo del Estado ya que habla en bastante puntos del principi de subsidiaridad que es radicalmente opoesto a que el Estado sustituya la iniciativa privada y social. Pero en la actual crisis está claro que ha fallado el papel de vigilante del Estado que es imprescindible. USA no ha vigilado que Madoff estaba estafando, España no ha vigilado que el endeudamiento de las familias era excesivo, aunque el vigilante, el Banco de España, lo hubiera advertido. Tampoco ha vigilado el funcionamiento de la economía financiera que ha crecido sin control y ahora se encuentra en dificultades, aunque estas dificultades deberían pagarlas los Banco y Cajas que han gestionado mal en lugar de que el Estadolas salvecon el dinero de todos.
Cómo católica practicante, me molestan los católicos profesionales, como les llama con razón Federico, pero me molestan tanto o más los guías espítales que no sé en calidad de qué o con qué autoridad me dicen si debo o no seguir los preceptos papales. Y eso se lo digo porque en contra de su opinión, en contra del que haya escrito este editorial en el que me recuerda que no tengo por qué estar de acuerdo con el Papa yo considero que la misma es impecable.
Empezando por la más fácil de contestar de sus críticas.
1) Creo que a la ONU le da un considerable varapalo. Critica su burocratización y falta de transparencia y llega a decir que se seguir así no vale para nada. Así dice
47 […]A este respecto, cabría desear que los organismos internacionales y las organizaciones no gubernamentales se esforzaran por una transparencia total, informando a los donantes y a la opinión pública sobre la proporción de los fondos recibidos que se destina a programas de cooperación, sobre el verdadero contenido de dichos programas y, en fin, sobre la distribución de los gastos de la institución misma.
Y más tarde:
57 […]La globalización necesita ciertamente una autoridad, en cuanto plantea el problema de la consecución de un bien común global; sin embargo, dicha autoridad deberá estar organizada de modo subsidiario y con división de poderes, [138] tanto para no herir la libertad como para resultar concretamente eficaz.
Si alguien duda que el mundo requiere de una autoridad y de un Derecho – el Internacional- y que tal derecho debe estar defendido por un principio de autoridad, al igual que todo Derecho es defendido en su cumplimiento por el estado, es que no está en este mundo. Una cosa es ser liberal y otra no creer en el principio de autoridad, no cree que el hombre tiene, en una gran proporción tendencia al mal, y al incumplimiento es que se mueve en unos niveles de idealismo utópico que sorprenden por poco corrientes en los días que corren.
2) Estado siempre tiene que existir. A está bien de criticar la presencia del Estado. Habrá que determinar hasta dónde debe intervenir. Pero su presencia, en principio, no puede ni debe ser considerada un mal. La maldad estará en su presencia desmesurada e impositiva avasalladora frente a los derechos individuales. Peor no se puede criticar su presencia cuando es avaladora de esos derechos. Eso es lo que dice el Papa. El Santo Pontífice critica las ideologías que hacen de la presencia del Estado el todo y aquellas que dejan al albur del mercado toda su existencia.
Así el papa critica al estado en distintos momentos. Por ejemplo, dice el Papa: “Tras el derrumbe de los sistemas económicos y políticos de los países comunistas de Europa Oriental y el fin de los llamados « bloques contrapuestos », hubiera sido necesario un replanteamiento total del desarrollo. Lo pidió Juan Pablo II, quien en 1987 indicó que la existencia de estos « bloques » era una de las principales causas del subdesarrollo, [57] pues la política sustraía recursos a la economía y a la cultura, y la ideología inhibía la libertad”
Oyra crítica al Estado:
“. Cuando el Estado promueve, enseña, o incluso impone formas de ateísmo práctico, priva a sus ciudadanos de la fuerza moral y espiritual indispensable para comprometerse en el desarrollo humano integral.”
Ya sabemos que el liberalismo radical tiene a solicitar la desaparición del Estado, pero eso es una barbaridad que ni puede avalar el Papa, ni ninguna persona con dos dedos de frente.
El Papa no pide más Estado, pide más moralidad en la vida pública y así, señala:
“La actividad económica no puede resolver todos los problemas sociales ampliando sin más la lógica mercantil. Debe estar ordenada a la consecución del bien común, que es responsabilidad sobre todo de la comunidad política”
No es la única vez en el texto que habla de la comunidad, de la vida civil como solución, como señalaré más tarde.
Pero antes indicaré que el Papa no critica al Mercado en sí. Dice:
“Es verdad que el mercado puede orientarse en sentido negativo, pero no por su propia naturaleza, sino por una cierta ideología que lo guía en este sentido. No se debe olvidar que el mercado no existe en su estado puro, se adapta a las configuraciones culturales que lo concretan y condicionan. En efecto, la economía y las finanzas, al ser instrumentos, pueden ser mal utilizados cuando quien los gestiona tiene sólo referencias egoístas. De esta forma, se puede llegar a transformar medios de por sí buenos en perniciosos. Lo que produce estas consecuencias es la razón oscurecida del hombre, no el medio en cuanto tal. Por eso, no se deben hacer reproches al medio o instrumento sino al hombre, a su conciencia moral y a su responsabilidad personal y social.”
Pero tampoco alava al Estado sin más, lo utiliza como un medio más. Porque es un medio del que no se puede prescindir, por mucho que a los liberales radicales, tendentes a la anarquía les moleste. Dice el Papa:
“38
En la Centesimus annus, mi predecesor Juan Pablo II señaló esta problemática al advertir la necesidad de un sistema basado en tres instancias: el mercado, el Estado y la sociedad civil. [92] Consideró que la sociedad civil era el ámbito más apropiado para una economía de la gratuidad y de la fraternidad, sin negarla en los otros dos ámbitos.
. Se requiere, por tanto, un mercado en el cual puedan operar libremente, con igualdad de oportunidades, empresas que persiguen fines institucionales diversos. Junto a la empresa privada, orientada al beneficio, y los diferentes tipos de empresa pública, deben poderse establecer y desenvolver aquellas organizaciones productivas que persiguen fines mutualistas y sociales. De su recíproca interacción en el mercado se puede esperar una especie de combinación entre los comportamientos de empresa y, con ella, una atención más sensible a una civilización de la economía.
Reléanse al encíclica y reflexionen, porque me temo que el Papa, tiene mucha más razón que ustedes. La encíclica tiende al liberalismo, pero en un sentido humanista y defensor de la esencia de la Persona y en eso el liberalismo en muchísimas ocasiones se queda en asuntos demasiado materiales y cuando se les habla de ética se ofenden, Pues en vez de ofenderse, reflexionen.
Para terminar otras dos citas papales de la encíclica:
“La obtención de recursos, la financiación, la producción, el consumo y todas las fases del proceso económico tienen ineludiblemente implicaciones morales. Así, toda decisión económica tiene consecuencias de carácter moral”
“El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano. Solamente un humanismo abierto al Absoluto nos puede guiar en la promoción y realización de formas de vida social y civil — en el ámbito de las estructuras, las instituciones, la cultura y el ethos —, protegiéndonos del riesgo de quedar apresados por las modas del momento.”
El Papa habla de ética y de la ética deben estar impregnados el mercado y el estado.
El Papa no es liberal, ni socialista, ni budista. Guía las posiciones de sus creyentes hacía la salvación con una conducta adecuada en este mundo que es “transito para el otro”. Ningún análisis de la encíclica puede olvidar esto.
Siento decir que lo único poco afortunado ha sido su editorial.