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Guillermo Dupuy

Cuando la culpa la tiene el denunciante

Culpar al PP del hecho de que las medidas del Gobierno no han evitado que un creciente número de ciudadanos pasen a depender de la caridad, es una desfachatez sólo comparable a la de culparle de una eventual declaración de inconstitucionalidad del Estatut

Aunque las pruebas de la ilimitada desfachatez de los socialistas sean muy numerosas y vengan de largo, permítanme que les ponga nuevos ejemplos con ocasión de la reciente visita de Rajoy a un comedor social y, más recientemente, con la nueva vuelta de tuerca que el presidente de la Generalidad catalana ha dado a la presión que viene ejerciendo sobre el Tribunal Constitucional en defensa del "estatuto" soberanista catalán.

En cuanto a lo primero, es evidente que el gesto de Rajoy al ejercer de cocinero voluntario en ese comedor social no sólo fue un acto de solidaridad sino, sobre todo, un oportuno ejercicio de denuncia política destinado a poner el foco de atención sobre la situación, extremadamente grave, que viven muchos conciudadanos.

Teniendo en cuenta que la asistencia a los comedores de Cáritas casi se ha duplicado en el último año, y que el número de parados que carecen de cualquier clase de ingresos ha aumentado al millón y medio de personas, ya sería bastante desfachatez por parte del Gobierno de Zapatero alegar, como en otras ocasiones ha hecho, que no hay que hacer un "análisis catastrofista" de la situación o bien que ésta pronto va a mejorar.

La reacción de los socialistas en esta ocasión, sin embargo, no fue ésta, sino una todavía más desvergonzada como es la de culpar de la situación al Partido Popular. Aunque parezca delirante, la airada nota de prensa de los socialistas culpaba al principal partido de la oposición con la cantinela de que no "había arrimado el hombro" para apoyar las medidas tomadas por el Gobierno. Por citarla textualmente, la representante socialista Marisol Pérez afirmó que "muchos de los que hoy han comido el cocido de Rajoy no tendrían que haberlo hecho si el líder del Partido Popular hubiese gastado un solo segundo en arrimar el hombro en favor de las iniciativas sociales del Ejecutivo".

La nota pone como ejemplos de la falta de apoyo del PP la financiación autonómica, el Fondo de Inversión Local e, incluso, los Presupuestos Generales del Estado, cuando lo cierto es que el PP, a pesar de su oposición, no ha podido impedir que el Gobierno las sacara adelante gracias a sus aliados parlamentarios. Algunas otras, como el plan de rescate bancario a cargo del contribuyente, que se aprobó también con la cantinela del apoyo a las familias, el Gobierno las sacó adelante con el apoyo incluso del partido de Rajoy.

Culpar al PP del innegable hecho de que las "medidas sociales" adoptadas por el Gobierno no han evitado que un creciente número de ciudadanos pasen a depender de la caridad para poder subsistir, es de una desfachatez sólo comparable a la de José Blanco al culpar de una eventual declaración de inconstitucionalidad del Estatut al Partido Popular; partido que, como es notorio, ni redactó ni apoyó dicho engendro soberanista.

Al pedir a los catalanes que "no olviden" que si el Estatuto "sufre algún recorte" es "porque un partido lo boicoteó", en referencia al recurso planteado por el PP ante el Tribunal Constitucional, Blanco no sólo culpa de la inconstitucionalidad del texto al partido que la denunció, sino que deja en evidencia que habría preferido que esa ilegalidad hubiera pasado desapercibida. Qué tropa.

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