Pues sí, tiene toda la razón. Y la gente que no sea catalana pero que viva en cataluña, que vaya también, porque esto no es ya una cuestión de catalanes o no catalanes, sino de la decencia humana, este juego con algo tan básico como es el idioma. Basta ya de limpieza étinica.
Este país está enfermo.
En el resto de España no entienden la gravedad de lo que pasa en Cataluña. Piensan, erróneamente, que se trata de un problema de secesionismo político, y se tranquilizan al observar que los secesionistas políticos están en minoría. El verdadero problema no es el secesionismo político, sino el secesionismo lingüístico. Cataluña se parece más a Flandes que a Escocia. Sólo algunos de los partidos catalanistas son independentistas, pero todos -todos- son entusiastas partidarios de la imposición del idioma catalán y la radical eliminación del castellano. Mientras el resto de España no oponga resistencia a este proceso lingüístico, los catalanistas no sentirán la necesidad, ni la utilidad, de la separación política.