Estimada Cristina: ¡Cómo disfruto leyendo tus artículos! Me encantan tus expresiones, tu ácida y fina ironía y la claridad con que comentas las cosas. Siempre estoy deseando leer tus opiniones, es un placer para mí. Un saludo.
Ay, Cristina... ¡Cuánta precisión!
Como decía el otro, un fuerte abrazo.
El fenómeno de la inmersión lingüística pone de manifiesto una enorme hipocresía en la sociedad. Hay unos políticos que la imponen sin creer en ella ni en su utilidad (el fenómeno en el País Vasco es paradigmático: una lengua que no entiende casi nadie, de repente se convierte en un vehículo obligatorio de comunicación; como si una lengua se crease por decreto), y una ciudadanía que lo acepta de forma aborregada e incluso lo defiende aunque no se trate de su lengua materna (la lengua materna de la mitad de los gallegos, la mitad o menos de los catalanes, valencianos y baleares y la casi totalidad de los vascos, es el Español). La convivencia entre dos lenguas nunca creó mayores problemas, pero la imposición, llegando incluso a la exclusión, me parece un experimento social peligroso.
Tenemos unos políticos que les gusta hacer experimentos, y no con gaseosa precisamente; y no son sólo los nacionalistas. En España actualmente, quitando una pequeña parte del gobierno catalán, la imposición lingüística la están haciendo el psoe y el pp. ¿Es el síndrome de Estocolmo?.