El feminismo, según el diccionario de la Real Academia, es un movimiento o doctrina que pretende que se implante la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Esto, hoy en día, no puede existir por la sencilla razón de que hace tiempo que en España los hombres y mujeres son iguales ante la Ley y así lo reconoce el Ordenamiento Jurídico Español empezando por la norma fundamental, la Constitución.
Lo que este gobierno está impulsando no es un verdadero feminismo, sino un movimiento mal llamado feminista que no pretende la igualdad entre hombres y mujeres sino una clara discriminación de los hombres a favor de
las mujeres, absurdamente llamada "positiva", y que, por mucho que el Tribunal Constitucional se empeñe en afirmar lo contrario, es claramente incompatible con el artículo 14 de la Constitución, que no admite discriminación alguna por razón de sexo.
Lo que se pretende es un igualitarismo forzado que no sólo choca contra el artículo 14 sino contra otros principios fundamentales para el sostenimiento de una sociedad verdaderamente libre, como el de libertad de empresa, y que es más propio de regímenes liberticidas de inspiración comunista.
De paso, se aprovecha la excusa de la supuesta lucha a favor de las mujeres para sacar unos cuantos votos de las que se dejan arrastrar por este movimiento y, como siempre, para justificar la "necesidad" de establecer muchos más cargos políticos, o "de confianza" o como quieran llamarlos (¡Más políticos!).
La deriva actual nos obliga a preguntarnos,¿acatar normas nacidas del delirio es solo autodestructivo?, si afecta a terceros,¿deben estos intervenir?
Digo yo, la policía de la igualdad de la Aido,¿irá también al tajo y al andamio a ver si hay igual número de hombres y mujeres?
O solo a los consejos de administración.
¡Menuda cara tienen!