Lo que viene será peor que lo ya conocido.No nos tenemos que asustar por eso.Los peores sentimientos ordenan a la izquierda.Es el maltrato doméstico,de género dicen desde el gobierno : la fortuna y el poder si no es mío no es de nadie.
Bueno Doña Cristina, los estilos o las modas cambian, y si en estos momentos tenemos en las Universidades, en el Congreso de los Diputados, en el Senado, o al frente de partidos polìticos, responsables que no saben cuantos dientes tiene una cabra atada, pues que se le puede pedir a un pancartero, piquetero. Mire, a mi no hay quien me quite de la cabeza, que estos sindicatos no son màs, que una de las tantas formas que tiene el partido correspondiente de financiarse. Ademàs de ser los manporreros, el uno de la PSOE, y el otro del Partido Comunista, IU, UI o lo que sea. Sus frustraciones polìticas en este caso con la Comunidad Autònoma de Madrid, la canalizan a travès de estos en un contìnuo acoso y derribo. Pues van a sudar la gota gorda.
Este gobierno, amparando tales matones, está ya al nivel de legitimidad del que tuvieron aquellos Prietos, Largos y demás.
Entre esa frase: "Hemos llegado a considerar que antes de que Su Señoría suba al poder debemos ir hasta el atentado personal" y "por el culo te la hinco" media la distancia entre la civilización de un sindicalismo revolucionario y la barbarie de este sindicalismo reaccionario.
Bueno, siguen siendo la misma mierda de izquierda, asesinos, ladrones, sinvergüenzas, envidiosos, miserables, deslenguados incultos, estúpidos, irrecuperables.
De su actuacion - su , de usted - en el pasado, sale el sindicalismo del presente. Vease una Dr. Frankenstein!. ( Bueno, Cristina, no se merece (usted) esta ironia... Gracias por su artículo. Y le animo a comentar la frase "si hemos de entrar a matar"... ¿Estamos antes las nuevas chekas, sin necesidad de sótanos?. Un saludo )
Coincido con la sra.Losada en su exposición. Pertenecí a USO durante unos años y la actividad que hacíamos en mi centro de trabajo(un gran hospital)jamás dañó ni a compañeros ni a pacientes.
Eran tiempos algo más románticos o caballerescos. Se hacía sindicalismo por necesidad no como ahora que se hace por arribismo.
Una vez,un miembro de CCOO me dijo que estaba en el sindicato equivocado y le contesté diciendo que, a mis cincuenta años,ya sabía donde debía ponerme.