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Robert Spencer

Los delirios democráticos de Obama

Lo único que no explica el presidente son los motivos que tiene para estar seguro de que las poblaciones libia, tunecina y egipcia están tan preocupadas como da por sentado él por derechos y principios como la libertad de expresión.

El Presidente Obama realizó una contundente declaración de apoyo a los manifestantes libios el pasado miércoles, condenando el uso de la violencia por parte de Gadafi y anunciando que Estados Unidos "apoya firmemente los derechos universales del pueblo libio". Estos incluyen, dijo, "el derecho de reunión pacífica, la libertad de expresión, y la capacidad del pueblo libio de determinar su propio destino".

Obama habló con satisfacción de "la transición pacífica a la democracia tanto en Túnez como en Egipto", y se mostraba complacido de que "el cambio que se está produciendo por toda la región esté siendo liderado por la población de la región. Este cambio no representa la labor de Estados Unidos ni de ninguna potencia extranjera. Representa las aspiraciones del pueblo que aspira a una vida mejor". Prometía que "a lo largo de este tiempo de transición, Estados Unidos seguirá respaldando la libertad, defendiendo la justicia y defendiendo la dignidad de todas las personas".

Lo único que no explica el presidente son los motivos que tiene para estar seguro de que las poblaciones libia, tunecina y egipcia están tan preocupadas como da por sentado él por derechos y principios como la libertad de expresión y la dignidad de todos, cosas las dos socavadas bajo la ley islámica. Obama tampoco toca el tema de porqué supone que ellos tienen una interpretación de la justicia y la libertad remotamente comparable al sistema constitucional estadounidense.

Existen numerosos indicios que apuntan que no la tienen. No carece de importancia que los manifestantes libios hayan marcado la imagen de Gadafi con la estrella de David. Ello es más bien una indicación de la forma de ver el mundo de los manifestantes, y de la omnipresencia del antisemitismo islámico. Los manifestantes egipcios desfiguraron de igual forma las fotografías de Mubarak. Siempre que los manifestantes musulmanes quieren retratar a alguien como un demonio, dibujan la estrella de David sobre su imagen.

Los manifestantes de Libia y Egipto entre otros lugares de Oriente Próximo pueden ser prodemocracia en la medida en que quieren que se escuche la voluntad de la gente, pero teniendo en cuenta su forma de ver el mundo, su marco de referencia y sus principales concepciones del mundo, si esa voluntad popular se escucha, ello va a redundar probablemente en importantes victorias de la Hermandad Musulmana y otros grupos pro-Sharia similares. De ahí el omnipresente canto de los manifestantes libios: no "Dame libertad o la muerte", sino "¡No hay más Dios que Alá!"

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