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Los viejos temibles

Después de comprobar qué había realmente dentro de Álvarez Solís, sólo un achacoso batasuno, ¿quién se fía a partir de ahora del buen abuelito de Heidi?

vesontio dijo el día 27 de Abril de 2011 a las 21:04:

El señor Bergamin se convirtio con los años en un tipejo miserable.El señor Alvarez pretende imitar a los cromañones y los supera con creces, por lo cual se merece nuestra mas sincera felicitacion.

Caminant dijo el día 27 de Abril de 2011 a las 17:55:

Siempre he pensado que la ancianidad,por sí,no otorgaba bonhomía a nadie si no se la había ganado desde la cuna.
En el caso de Álvarez Solís podemos ver a lo que se puede llegar en la senectud: a la degradación.

Senex dijo el día 27 de Abril de 2011 a las 12:09:

Ay, ahí me duele, José Antonio. Parece que ha querido elevar la anécdota a categoría. Tengo para mí que la vida, como fin, es un camino individual que asciende hacia la superación personal, pero que en ocasiones y en algunos está programada para alcanzar su cima moral demasiado pronto y desde ahí, rencorosos con su destino o empecinados con su pasado, si es el caso, todo es cuesta abajo. Los ejemplos que Vd. ha citado, bien notorios precísamente por ser anecdóticos, podrían ser contrarrestrados por otros muchos en los que con la ancianidad ha llegado la sabiduría, la tolerancia y la prudencia. Estaría más conforme con su artículo si estuvieran presentados como excepciones, pero la sospecha lanzada sobre la figura patriarcal ficcional del abuelo de Heidi me hace temer lo contrario.
Atentamente.