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Daniel Rodríguez Herrera

La nube llega a la gente normal

A veces perdemos de vista que la nube también tiene sus inconvenientes, entre los que destaca lo vulnerables que podremos llegar a estar si toda nuestra vida digital está centralizada en unas pocas empresas.

Llevamos años hablando de la nube, pero en general no la hemos usado mucho, excepto el correo electrónico. Creo que todos preferimos guardar nuestros ficheros, sean documentos, imágenes, vídeos o canciones. Para confiar en que un tercero no los guarde necesitamos una clara mejora de funcionamiento. Así, Firefox guarda muchos de mis datos sensibles para que pueda emplear el mismo navegador en mis diversos ordenadores. Mi correo lo almacena Google y lo utilizo en cualquier lugar. Guardo parte de mis ficheros en Dropbox. Sin embargo, no uso Google Docs ni ninguna otra aplicación web similar. Cada uno podrá contar una historia similar.

No obstante, y con alguna excepción notable, el uso de la nube está relativamente limitado a los usuarios más intensivos. La apuesta de Apple por su Icloud puede ser el punto de inflexión que necesita para convertirse en un elemento común en nuestras vidas tecnológicas, como el Iphone convirtió los teléfonos inteligentes en un aparato utilizado no sólo por frikis como yo, sino por gente normal como usted.

Las razones son dos. Primero, por incorporarlo de forma transparente, sin que el usuario tenga que saber –en la mayoría de las ocasiones– que está empleando la nube, para una base de usuarios bien grande como son los poseedores de un Mac. Los desarrolladores podrán ponerlo en sus aplicaciones, así que al guardar un documento importante o la partida de un videojuego lo estaremos poniendo en los servidores de Apple sin enterarnos. Y segundo, por ser un servicio integral, que no se limita a una o dos aplicaciones concretas, sino que se extiende a todas aquellas que quieran emplearlo, que terminarán siendo casi todas.

Las ventajas de la nube son muchas y bien conocidas: la ubicuidad, disponer de todas tus cosas donde quiera que estés y accedas como accedas a ellas, la seguridad de que los datos los maneja gente que sabe de esto y que no los perderá ni los borrará accidentalmente ni dejará de hacer copias de seguridad porque este año estoy vago... Pero a veces perdemos de vista que la nube también tiene sus inconvenientes, entre los que destaca lo vulnerables que podremos llegar a estar si toda nuestra vida digital está centralizada en unas pocas empresas. Y no tanto por el uso que puedan hacer éstas, que procurarán no meter la pata demasiado para no echarse encima las iras de clientes y políticos, sino por la facilidad con que los gobiernos podrían acceder a ellos. Les bastaría incautarse unos pocos almacenes centralizados, en lugar de tener que ir casa por casa, u ordenador por ordenador.

No es un escenario que esté a la vuelta de la esquina, ciertamente, pero no digan que eso no va a pasar nunca. Ya ha sucedido muchas veces.

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