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¿Es necesario el Tribunal Constitucional?

Es decir, que el origen del Tribunal Constitucional parte de que los jueces profesionales son vistos con desconfianza y ello implica crear un órgano político, ajeno al Poder Judicial, pero también ajeno a los otros poderes del Estado

et_rusk dijo el día 18 de Julio de 2011 a las 09:17:

El sistema politico europeo es una heredera directa del absolutismo. La Partitocracia actual es el mismo sistema monarquico con la unica diferencia de que el rey es "elegido" cada 4-8 años pero el grupo de feudales que le apoya son los mismos o parecidos (en el sistema absolutista tambien habian grupos que apoyaban a un pretendente o a otro).
El TC es una herramienta judicial al servicio del "rey de turno" (En UK este sistema fue abolida por Cromwell en el siglo XVI pero en España aun persiste en el siglo XXI ;-))

jomandoo dijo el día 18 de Julio de 2011 a las 05:21:

"Defensa DE la Constitución", como genitivo subjetivo sería la función del Tribunal Supremo de "asegurar que la Constitución nos defienda".
Como genitivo objetivo, sería la misión del Tribunal Constitucional de "defender la propia Constitución". Son dos cosas distintas y hasta un punto opuestas.
¿Pueden los árbitros de conflictos regionales (Tribunal Supremo) defender la fuerza política imperante de la Constitución, si sus máximos intérpretes (Tribunal Constitucional) los frenan, blindan en su origen?
"Defender" tiene dos acepciones: una "activa", exterior, proactiva, con iniciativa, dinámica, disposición a actuar, a ayudar; y la otra "pasiva", interior, de autocontención, muro, disposición a resistir...
Pero otro escenario va a ser pronto posible, y peor, cuando el Tribunal Supremo defienda y trate de hacer valer e imponer derechos supuestamente constitucionales como la ley del aborto, eutanasia, contra la familia tradicional, o la ley de igualdad o no-discriminación, de libertad religiosa, mientras que el Constitucional por su parte pasivamente y deje de salvaguardar los verdaderos derechos a la vida, y a la libertad de expresión, objección de conciencia, que en realidad son los menoscabados, pisoteados, zapateados.