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¿Por qué hay revoluciones?

Las revoluciones engendran reacciones que son en realidad nuevas revoluciones de signo distinto.

lag dijo el día 16 de Agosto de 2011 a las 00:45:

["La dos Repúblicas francesas", de Philippe Nemo]

Chejov: Nemo presentó en Cuadernos de pensamiento político de FAES, nº 5, una versión abreviada de "Las dos Repúblicas francesas" (asunto sobre el que he hablado en el blog de Moa); el enlace es:

fundacionfaes.org/record_file/filename/357/00058-00_-_cuadernos_de_pensamiento_politico_n_5.pdf

con las www de rigor: aquí el enlace al trabajo:

fundacionfaes.org/record_file/filename/357/00058-00_-_cuadernos_de_pensamiento_politico_n_5.pdf

también con las www de rigor previamente. El trabajo completo creo que todavía no se ha traducido al español. Nemo reconoce que tomó el título parafraseando "Las dos Revoluciones francesas", de Guglielmo Ferrero, cuya tesis es la que señalas en tu comentario.

chejov dijo el día 15 de Agosto de 2011 a las 16:33:

Ruby, a propósito de la Revolución Francesa, hay una obra de Philippe Nemo (Les deux Républiques Françaises. PUF, 2008) en la que, como base para el estudio posterior, defiende la distinción de dos revoluciones, la de 1789, a la que llama constructora y que equipara a la revuelta de los holandeses contra Felipe II, a las dos revoluciones inglesas y a la Revolución Americana, y la de 1793 que, dice, nace como reacción a la primera y que no es en absoluto hija de la Ilustración, sino más bien " de los colectivos milenaristas y apocalípticos de la Antigüedad y de la Edad Media".
Un saludo.

asolado dijo el día 15 de Agosto de 2011 a las 12:10:

La palabra revolución parece haber derivado a la más actual “conflicto”. Como ayer en las revoluciones, hoy, en el estudio de los conflictos, se hace inevitable una aproximación sociológica.
Las sensibilidades humanas son variopintas y cambiantes. En una sociedad consolidada lo hacen de tal forma que legislaciones necesarias y buenas en un determinado momento, suelen quedar obsoletas o percibirse como intolerables pasado el tiempo.
La polemologia, ciencia que pretende el estudio de los conflictos, argumenta desde prototipos o modelos de distinta casuística hasta la más pragmática de bases numéricas tratando de especificar la frecuencia y las características de los mismos.
Los sociólogos y estrategas no terminan de ponerse de acuerdo. Seguramente tampoco lo conseguirá usted con el hispanista Payne aun que sus razonamientos sea coherentes y logicos.

ruby dijo el día 15 de Agosto de 2011 a las 05:13:

Pero salvo la excepcionalidad norteamericana o "useña", en mi opinión sólo valdría la pena jugarse la vida y romper la estabilidad y el equilibrio social si se vive en un sistema totalitario,genocida y sumamente corrupto que no deja de acosar a sus ciudadanos. Pero curiosamente no se dan revoluciones en estos sistemas, como mucho se dan muestras personales de disidencia. Donde se dan las revoluciones es ,como dice Stanley Payne, en sociedades relativamente abiertas (o en proceso de cambio o apertura) con grupos sociales con expectativas, o sea, que en cierta forma han medrado con el sistema que quieren derribar. Esto se ve muy claramente en el caso de España con el régimen de Primo de Rivera y la posterior revolución de los llamados "republicanos". Lo describen muy bien tanto sus libros como los del señor Payne y un antiguo profesor mío (Rodríguez Labandeira) que escribió un libro sobre Calvo Sotelo y el papel desarrollista de la dictadura de Primo de Rivera.
En todo caso, creo que donde se ha dado una revolución, se podría haber dado mejor un desarrollo económico, el cual a parte de mejorar la situación material de la población rompe los diques sociales y atenua las injusticias por las propias dinámicas económicas que va creando. Esto no quiere decir que de lugar a sistemas perfectos, pero sí estados donde se puede vivir con dignidad.
Por lo tanto, creo que generalmente quien protagoniza las revoluciones son más bien iluminados vanidosos e inmaduros que juegan con la vida de los demás sin inmutarse. Creo que el debate de las revoluciones debería encaminarse hacia el tema de su legitimidad o idoneidad por el peligro que corremos hoy en día en las sociedades occidentales desarrolladas. Las cuales están monopolizadas culturalmente por la izquierda que ha imbuido a las nuevas generaciones en la irresponsabilidad y en la rebeldía frente a lo que ellos consideran un sistema "injusto". No dicen lo mismo contra sistemas como el cubano, pero si contra sistemas con altos niveles de vida como el nuestro. Sinceramente creo que es un debate imprescindible y necesario vistos los sucesos vividos últimamente. Me refiero al 15-m y los saqueos y ataques a la propiedad en Inglaterra, los cuales no son revoluciones, pero si ataques a la legalidad vistos con buenos ojos por los medios de comunicacion "progresistas".

ruby dijo el día 15 de Agosto de 2011 a las 05:13:

Buenas noches sr.Moa, no sé si acordará de mi, un día trabajando en el hotel donde trabajo le saludé y le expresé mi admiración por su trabajo como historiador y, sobre todo, como renovador de la historia reciente de España. Sólo le digo esto para decirle que sigo pensando lo mismo.
A parte de trabajar en un hotel, también soy licenciado en historia y por eso leo apasionadamente tanto sus libros como los del señor Payne. El tema del porqué y el cómo se producen las revoluciones es un tema apasionante. Pero también aterrador. Estoy de acuerdo tanto con usted como con el señor Payne sobre el tema, al igual que muchos otros fenómenos o hechos históricos, la diversidad y complejidad de las causas hace imposible saber el porqué definitivo de una revolución o predecir el advenimiento de una. Pero lo que si podemos valorar como historiadores es su resultado y hacer un balance sobre su idoneidad o legitimidad.
No sé si usted estará de acuerdo, pero reflexionando sobre el tema creo que salvo la revolución americana, casi ninguna revolución ha valido la pena. Los destrozos, muertes y penurias que dejan son siempre muy altos y es difícil valorar hasta que punto el "intento" de cambiar una situación injusta puede llegar a justificar un baño de sangre. El caso de Estados Unidos es diferente, ya que conjuga, por una parte, el caracter de lucha por la independencia de una sociedad civil bastante homogénea que tomó conciencia de si misma frente al control de un imperio y, por otra parte, gracias a la herencia británica adoptaron el ideario de la ilustración inglesa. Fue una guerra sangrienta con toques de guerra civil, pero en ningún caso llegó a la locura de la revolución francesa que fue una guerra civil continua y genocida.

Urdin dijo el día 15 de Agosto de 2011 a las 00:33:

La pregunta es demasiado amplia y demasiado ambiciosa, porqué una teoría general sobra las revoluciones es tanto como alcanzar a comprender la psicológía del ser humano. Para hacer una teoría general de las revoluciones sería necesario demostrar que todas las revoluciones son iguales y siguen las mismas pautas. Las revoluciones varían no sólo según ideología sino según la táctica de los revolucionarios y la oposición del régimen al que se enfrentan. Una posibilidad sobre la pregunta de Payne de porqué se producen tantas revoluciones en la primera mitad del siglo XX podría ser precisamente por aquella táctica que pretende evitar la revoluciones legtimándolas en su pasado. Igual sucede con las imprecaciones de Jersucristo a sus paísanos "Ay de vosotros que decís que si hubieramos nacido en época de los profetas...." Los conservadores que no tienen fe en sus propias convicciones intentan llegar a un modus vivendi legitimando las revoluciones en el pasado y, al hacerlo, lo que hacen es legitimar las revoluciones del futuro. El caso más cercano es la legitimación por parte del antifranquismo respetable de la lucha (terrorismo) contra el antifranquismo en la creencia o en el cálculo de que esa legitimación exonerará a estos antifranquistas "respetables" de ser blanco de los movimientos terroristas sólo para descubrir tarde lo muy equivocados que estaban y lo poco o nada que estas personas "responsables" entienden al terrorismo. En la revolución francesa el paradigma de esta actitud fue la llanura o los imparciales que intentaban nadar y guardar la ropa pero cuya actitud hizo tanto o más por la implantación del terror que la propia audacia del partido jacobino.