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Alberto Gómez

Venganza nigeriana

La venganza, para que surta un efecto preventivo, debe ser pública, a la vista de todos, como un aviso para navegantes.

Una horda de nigerianos la emprende con los coches de los vecinos ante la muerte de uno de los suyos. ¿Acaso no es un acto "irracional", contrario a la vida civilizada? Claro que lo es, pero no carece ni mucho menos de su propia lógica. Una visión de las cuestiones sociales informada por la teoría de la selección natural puede explicar –y por tanto ayudar a paliar o incluso a corregir– problemas de convivencia. Cuando menos, puede ayudar a entender, soportar o conocer las limitaciones propias y las de los demás, lo cual ya de por sí es positivo.

El primer caso responde a una prevención instintiva. Los instintos humanos más primitivos responden rápidamente ante situaciones de emergencia en contextos de falta de información. Ante un indicio de agresión (la muerte de un compañero), los instintos humanos se ponen en el caso peor: se asume que el compañero ha sido asesinado y no se ha caído por casualidad mientras estaba robando (como era el caso). Ponerse en lo peor preserva la vida, aunque se sobrerreaccione. Por eso en la oscuridad nos asustamos de las sombras o nos estresamos ante un ruido. La mayor parte de las veces es contraproducente, pero si una de cada 1.000 veces salvamos la vida, el instinto y la sobrerreacción serán seleccionadas por la evolución.

Ante la posibilidad de amenaza, la reacción la lleva cabo el instinto de venganza, que es un mecanismo para prevenir futuras agresiones. La venganza pretende mostrar al agresor que el beneficio de su agresión pasada o futura acarrea un coste demasiado elevado. La venganza, para que surta un efecto preventivo, debe ser pública, a la vista de todos, como un aviso para navegantes. En este caso, los nigerianos rompen cristales de coche a la vista de sus dueños, al contrario que en un acto de simple gamberrismo, que se suele realizar a escondidas.

La enorme sobrerreacción es lógica si se piensa que la amenaza que siente el grupo de nigerianos es enorme: en la actualidad, se sienten como un grupo pequeño de negros en una nación entera de extraños que supuestamente están matando a sus compañeros. La solución, sin embargo, no es dejarles en paz para que hagan lo que quieran (lo cual les llevaría a establecer su propio régimen de terror), sino que habría que detenerlos, resolver el caso de la muerte de forma clara, hacerles pagar por sus destrozos y así mostrarles que la autoridad y la fuerza sobre ellos no les deja otra opción sino obedecer a la ley (y que la ley no amenaza a nadie en especial).

La civilización consiste en gran parte en modular esos instintos potencialmente dañinos mediante la educación y la institucionalización. En este caso mediante la justicia, en lugar de la venganza. Aunque muchas reacciones sean instintivas y automáticas, su intensidad se programa en la niñez, según sean los ejemplos que los niños observen en sus modelos.

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