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Somos subversivos

Escribir sobre la política lingüística que rige en Cataluña de un modo que no sea la rendida apología, representa un desafío al régimen nacionalista y, dada esa circunstancia, una amenaza para cualquier vendedor de libros.

xka dijo el día 20 de Enero de 2012 a las 13:30:

Doña Cristina, yo aun sueño para que alguien haga un estudio a fondo de las muy diversas ingenierias sociales que el nacionalismo vasco lleva 30 años imponiendo a esta sociedad lanar.

Y llega Pachi Nadie, y no Pacha Nada ...todo igual.. que cosa tan lamentable. Hacen falta mas Jesus Lainz, dispuestos a señalar la desnudez del rey.

KARATEKA dijo el día 19 de Enero de 2012 a las 23:42:

D. José diría una Antinomia, pero yo, mas burro, digo una Contradicción.

Algo falla en una de sus dos premisas:

... pero los libros subversivos, que los hubo, los teníamos todos y creo que en aquellas fechas "ni siquiera era preciso bajar al sótano de la librería para echarles un ojo".

... este episodio me retrotrae a la "época de la clandestinidad" bajo el franquismo.

Si el exilio fue una Fiesta, la clandestinidad de los "intelectuales" fueron unos Juegos Florales. La subversión era emocionante, y además era pecado.

Un mundo sin pecado es un mundo sin emoción. Y además acaba en crisis.

paserifo dijo el día 19 de Enero de 2012 a las 23:26:

A los empresarios no se les puede obligar a ser valientes y defender causas justas, pero tampoco ellos pueden obligar a nadie a usar los servicios de sus empresas. Estoy empezando a plantearme si vuelvo a comprar algo «la casa del libro». Además, su página web es malísima (lenta, atascada, da problemas).

Hay periodistas que dicen que la línea editorial de LD, así como los artículos de opinión son exagerados. Por ejemplo, hablar de «dictaduras de facto», o de «racismo», o de «presecución lingüística» cuando se critica a los catalanistas o a los nacionalistas gallegos, vascos, y demás. Yo creo que en LD dais en el clavo y que los demás periodistas están colaborando con regímenes antidemocráticos y con claras tendencias totalitarias, que viven empotrados en nuestro sistema político, amparados y protegidos por los incontables errores de la Constitución española. No es posible que los legisladores y los gobernantes se comprometan a cumplir y hacer cumplir las leyes y, a la vez, promulgen y aprueben nuevas leyes, como el Estatuto de Cataluña, que contradicen claramente a la Constitución. Y, para más inri, los del poder judicial se someten a la ilegalidad y se ponen al nivel de los legisladores y gobernantes. No, el paro no es el principal problema de España.