Desde el mismo dia que se subio el irpf y se "maquillo" sindicatos, partidos y patronal, continuamente y practicamente a diario hago mencion en este medio y otros del copromiso adquirido por rajoy en el congreso y en la campaña sobre este asunto. Algunas organizaciones estan recanbando firmas en este sentido pero ademas progongo que diariamente enviemos todos un email al PP en estos terminos.
Exigo en cumplimiento de la palabra dada por el actual presidente del gobierno de "SUPRIMIR TOTALMENTE TODO TIPO DE SUBVENCION A SINDICATOS, EMPRESARIOS, PARTIDOS POLITICOS, ONG DE DUDOSAS ACCIONES Y ACTORES.
Una vez que estamos de acuerdo, ¿qué hacemos?. ¿Fundamos un partido liberal, ya?, o esperamos a que los socialistas de todos los partidos nos arruinen moral y economicamente.
Todos esperamos y deseamos que el sr. Rajoy cumpla la promesa electoral de regeneracón democrática y de reducción del déficit.
Ambas promesas pasan por dejar de subvencionar a los sindicatos y patronales para que dejen de vivir a nuestra costa. En el caso de los partidos políticos se debería rebajar a menos del 50% las aportaciones actuales.
Si cuando el sr. Rajoy haya hecho ésto y todavía sigan faltando recursos para arreglar el déficit, entonces tendría autoridad moral para tocarnos nuestros bolsillos. ¡Pero antes no!
Estas organizaciones de vagos y panaguados deberían vivir de las subvenciones de sus afiliados.
¿Por qué tengo yo que mantener con mis impuestos a 200.000 vagos liberados sindicales, que los únicos que "trabajan" son los que hacen de piquetes en las huelgas?
Sr. Rajoiy: O arregla Vd. esta situación o va a perder la mayoría de los votos que le hemos dado los españoles que le pedíamos que hiciera esta clase de política.
Estoy totalmente de acuerdo que desaparezcan esas subvenciones, es inmoral dar subvenciones a sindicatos, que son una de la lacra que tenemos en este país. Cobrarles también los impuestos que correspondan por ocupar sus sedes, como a cualquier ciudadano.
Si sus dirigentes no pueden comer mariscadas que coman lentejas como hacen la mayoría de los parados.
La reforma más importante no es la económica, sino la ideológica.
Necesitamos pasar de un sistema en el que las asociaciones y organizaciones de muy distinto pelaje dependen del dinero público, a depender del dinero de sus afiliados, para que defiendan a estos. No se necesitan organizaciones genuflexas ante el poder, permanentemente intentando conseguir subvenciones de las distintas administraciones publicas y mirando hacia arriba, hacia el poder, en lugar de tener un asociacionismo que vele por los intereses de sus afiliados frente al poder, y miren hacia abajo, hacia sus afiliados.
Si las organizaciones lucharan con eficacia para lograr los objetivos que se proponen y para las que nacieron, no necesitaran el dinero publico, sino el de sus socios.
Así, las distintas organizaciones serían un contrapeso eficaz a los partido políticos que absorben todo el poder y dejan aislados a los ciudadanos frente a ellos.
Necesitamos asociaciones activas y ciudadanos concienciados de la necesidad de participar en la vida publica, no pasivos y expectantes ante el poder.
Eso es un profundo cambio ideológico, más que económico. Los sindicatos nacieron gracias a las cuotas y a las cajas de resistencia de sus miembros. A estos defendían, hasta que el poder les compró, provocando el alejamiento de sus asociados potenciales.
Un verdadero asociacionismo provocaría un vuelco en la vida política española; permitiría la existencia de una democracia real, no de la partitocracia que nos ahoga y arruina.
Un asociacionismo sin subvencionar por las administraciones públicas, seria reivindicativo y exigente frente al poder, no genuflexo y siervo de su dinero.
Cuando veamos a las asociaciones defender nuestros auténticos intereses participaremos en su financiación, como se financian muchos pequeños clubes sin necesidad de ayudas, se acercaran a escuchar las opiniones de sus miembros, tendrán éstas en cuenta y velaran por sus intereses porque dependerán de ellos; al hacerlo así, fomentaran la participación en sus actividades y no necesitarán ir medrando por las estribaciones de las dependencias públicas en busca de ayuda.
Hemos pervertido el significado esencial del "impuesto". Históricamente nacen para financiar las guerras y no eran permanentes. Comienzan a ser permanentes al inicio de la Edad Moderna cuando los ejércitos comienzan a ser permanentes y profesionalizados y las monarquías comienzan a ser autoritarias-absolutistas y crece desmesuradamente el gasto militar y el de la administración del Estado. Pero en cualquier caso, los impuestos siempre fueron destinados a financiar un "servicio común y general a todos los ciudadanos". Cualquier subvención, por definición, paga a un organismo que no es general y común a todos, por lo que debe financiarse con aportaciones voluntarias y no obtenidas por medios coercitivos como los impuestos. El problema desde hace muchos años es que los políticos, a través del Estado, utilizan la fuerza legal coercitiva de esta institución para pagarse sus veleidades políticas. Un partido político puede ser necesario o no para nuestra sociedad, pero eso lo deben decidir los voluntarios que le financien, no toda la sociedad.
La idea mayoritaria de Internet parece ser la que se manifiesta en "Y vuesarcedes, ¿què opinan del cotarro?" (o "Esto no es un comento: como me lo contaron, lo cuento"), que está en http://blogs.periodistadigital.com/cajondesastre.p...
¿Cree que es así? Le agradecería que deje su opinión. Muchas thanks.
Creo que la financiación de los partidos por parte del Estado, es absolutamente necesaria si se quiere evitar las entradas o financiación ilegales como ocurrió con el Sr. Helmuth Kohl en Alemania; si los partidos son necesarios para el buen desempeño de una democracia plural, su financiación deberá hacerse de una manera absolutamente transparente y mas bien se debería prohibir por ley que recibieran ningún ingreso que no proviniera del estado; eso sí, sus finanzas deberán vigiladas de manera muy estricta por las agencias contraloras del Estado.