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EDITORIAL

Esperpento socialista en Ponferrada

Un nuevo ridículo de los socialistas que, bajo la batuta de Rubalcaba, no dejan de protagonizar nuevos episodios a cual más estrafalario.

El episodio grotesco de la moción de censura contra el regidor popular de Ponferrada, que ha llevado al PSOE a la alcaldía con el voto de un condenado por acoso sexual, revela la desastrosa gestión del equipo de Rubalcaba, cogido en su propia trampa de la utilización de la demagogia sexista como arma política. Apenas seis horas después de que el PSOE arrebatara al PP la alcaldía de Ponferrada (León) con una moción de censura en la que se sirvió del voto de Ismael Álvarez —ex regidor popular condenado en 2002 por acoso sexual en el caso Nevenka-, la dirección federal del partido ordenó por la noche "rectificar" esa decisión y pidió al recién investido alcalde que renuncie temporalmente al cargo.

El Secretario de Organización del PSOE, Oscar López ha asumido el "error" de aceptar el voto de un acosador convicto, como si tal condición fuera desconocida en el momento de pergeñar una moción de censura que no podía prosperar sin su colaboración. Fue Carmen Chacón la que dio la voz de alarma con un mensaje en las redes sociales, aprovechando el Día de la Mujer para soltar esa andanada contra su partido. A partir de ese momento el equipo socialista intentó en vano justificar la traición a los principios que exige a los demás en materia de igualdad, hasta que Rubalcaba dio por zanjado el sainete anunciando que el recién investido alcalde socialista de Ponferrada dimitirá "temporalmente" de su cargo, algo que todavía está por ver.

Vaya por delante nuestro convencimiento de que la acción política no debe verse influida por cuestiones que obedecen al más puro sectarismo ideológico, como en muchas ocasiones hemos visto suceder a cuenta de un supuesto feminismo. El ex alcalde de Ponferrada saldó sus cuentas con la Justicia y ha sido elegido por los ciudadanos para representarlos en el Consistorio de acuerdo con las leyes, por más repugnancia que puedan causarnos sus delitos pasados. Ahora bien, cuando un partido político desata campañas frenéticas para destruir a un oponente, como la orquestada por el PSOE la pasada semana contra el diputado de UPyD Toni Cantó, debe ser el primero en aplicarse ese mismo nivel de exigencia y sufrir en sus propias carnes los efectos de tan vil demagogia. Mientras los socialistas alentaban despreocupadamente la muerte civil de Cantó, a cuenta de un comentario incompatible con la versión socialista de la "igualdad", el PSOE de León negociaba el asalto a la alcaldía de Ponferrada con un personaje que representa el epítome del machismo según ese mismo canon socialista. El resultado no podía ser otro que un nuevo ridículo de los socialistas que, bajo la batuta de Rubalcaba, no dejan pasar ni una semana sin protagonizar nuevos episodios a cual más estrafalario.

En Ponferrada, no obstante, no se ha dicho aún la última palabra, pues falta saber si el flamante alcalde socialista decide obedecer el mandato de Rubalcaba y presentar su dimisión por la forma en que ha llegado al poder. Tal y como está el PSOE, sería el primer socialista que decidiera actuar con lealtad al Secretario General de su partido en mucho tiempo. 

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