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EDITORIAL

El congreso de la nada

El acto que pretendía convertirse en el impulso regenerador del PSOE se ha convertido en un conciliábulo de figurones en busca del poder interno.

Por si alguien albergaba esperanzas de que la conferencia política celebrada este fin de semana iba a servir para regenerar a un PSOE hundido en la sima de la indefinición política y la traición nacional, ahí están las intervenciones de sus dirigentes más destacados para desechar toda esperanza de que el socialismo español vaya a convertirse, al menos a corto plazo, en una alternativa seria de gobierno.

El sentimentalismo vacuo de personajes supuestamente llamados a regenerar el PSOE, como la presidenta designada por Griñán para gestionar los estertores del corrupto socialismo andaluz, ha sido la nota característica de un congreso que, al menos hasta ayer, se ha limitado a insistir en una estrategia de concesiones constantes a su socio catalán, cuya sola presencia en las estructuras del socialismo español cancela irremisiblemente toda posibilidad de que los ciudadanos puedan contar con la existencia de una alternativa de izquierdas comprometida con los valores constitucionales.

El actual planteamiento político del PSC en relación con el programa soberanista catalán es incompatible con un proyecto nacional que garantice la igualdad de todos los españoles. Así lo han puesto de manifiesto numerosas voces muy cualificadas dentro del PSOE, a pesar de lo cual esta certeza elemental no ha hecho mella en los dirigentes socialistas, dispuestos a mantener el actual sistema de relaciones internas mientras su partido se desangra en las encuestas con toda razón, por la ausencia de un discurso inequívoco en defensa de la unidad de la nación española.

Pero es que cuando los actuales rectores del socialismo español han descendido al terreno de las propuestas concretas el resultado no ha hecho más que empeorar. Ahí está la intervención de Rubalcaba, cuya principal solución a los problemas de nuestra economía se reduce a un incremento salvaje de la presión fiscal, ya de por sí en niveles confiscatorios gracias al gobierno de Rajoy. Si esa es la alternativa que los socialistas proponen a los votantes españoles no resulta extraño que el PSOE siga desplomándose en todas las encuestas de intención de voto, como vienen acreditando los estudios demoscópicos más recientes.

Al final, un congreso que pretendía convertirse en el impulso regenerador del que tan necesitado se encuentra el partido socialista se ha convertido en un conciliábulo de figurones, cuya prioridad no es el interés de los españoles sino hacerse con las riendas de un partido socialista, condenado cada vez más acentuadamente a la marginalidad política que sus actuales dirigentes se están ganando a pulso.

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