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Guillermo Hirschfeld

Matos y el valor de los principios

Matos era el último comandante de Sierra Maestra con convicciones democráticas que permanecía con vida.

Huber Matos, el excomandante revolucionario que por lealtad a sus principios rompió enseguida con el régimen castrista, sufriendo por ello 20 años de prisión antes de partir al exilio, ha muerto a los 95 años en Miami.

Matos era el último comandante de Sierra Maestra con convicciones democráticas que permanecía con vida. Luchando junto a Fidel Castro, contribuyó al derrocamiento del dictador Fulgencio Batista. En los inicios del nuevo régimen, en 1959, en aquellos primeros meses de euforia del triunfo revolucionario, Huber era de los comandantes más populares.

Con el tiempo, el excomandante se convirtió en un fiel representante de aquel gran desengaño que vivieron sus compatriotas y gran parte del mundo occidental cuando Fidel Castro los traicionó y se echó en brazos de la Unión Soviética y de la ideología comunista para instituir un régimen totalitario en la Isla.

Aunque no fue hasta 1961, tres años después de la huida de Batista, cuando Castro reconoció sin tapujos el carácter socialista de la revolución, Matos expone en sus memorias, tituladas Cómo llegó la Noche, que comenzó a dudar de Castro y de la revolución sólo siete meses después de que los barbudos tomasen el poder, el 1 de enero 1959. En su libro Matos cuenta cómo los Castro y el Che lo traicionaron, así como su condena a veinte años de cárcel, que cumplió de manera íntegra, por el pretendido delito de renunciar tanto a su grado de comandante como al puesto al que había sido destinado, decisión que puso en conocimiento de Fidel por carta.

La ruptura de Matos con los Castro y su revolución obedeció a su desacuerdo con la instauración en Cuba de un sistema de partido único sin respeto por las libertades individuales ni por los derechos fundamentales, con economía planificada y diseñado a imagen y semejanza del modelo comunista soviético. Matos no compartía la idea de someterse a Moscú, es decir, de hermanarse con una dictadura de carácter totalitario. Recordaba que ellos, los comandantes, se habían presentado al mundo y ante los cubanos con un proyecto de auténtica democracia, con elecciones libres y sistema de partidos. Sin embargo, crearon una larga tiranía comunista, que solo acarrearía miseria y opresión para su pueblo.

Carlos Alberto Montaner nos recuerda que se trataba de un hombre de procedencia humilde que cursó estudios de Magisterio y logró obtener un doctorado en Pedagogía y una cátedra de Ciencias Sociales.

A sus 95 años, se fue de este mundo sin poder ver a su Cuba libre. Sin embargo, la historia lo recordará como uno de esos cubanos que lucharon para devolver la democracia a la Isla y que también demostraron responsabilidad cívica y patriótica para oponerse con todas sus consecuencias a aquellos que pretendían imponer un orden de opresión y crueldad.

Después de su muerte, el pasado jueves, su familia reveló que el deseo de Matos era ser enterrado en Costa Rica. No obstante, en su carta de despedida manifestó que quería ser desenterrado y vuelto a inhumar en su ciudad natal de Yara, unas 450 millas al sureste de La Habana, cuando retornase la democracia a la Isla.

"Quiero hacer mi viaje de regreso a Cuba desde la misma tierra cuyo pueblo siempre me demostró solidaridad y cariño". Matos escribió en su última carta un testamento político, con la intención de que se diese a conocer después de su muerte.

Quiero descansar en suelo costarricense hasta que Cuba sea libre, y de allí a Yara, a acompañar a mi madre y a reunirme con mi padre y con los cubanos.

Ojalá que pronto el último deseo de este incansable luchador se haga realidad. Ojalá que legados como el de Matos sirvan para mantener encendida la llama de la libertad. Ojalá logren despertar a aquellos que son cómplices o que transigen con la dictadura cubana, esta dramática y sonora excepción a la democracia en América Latina.

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