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Pésimos amigos de la Corona

Mientras haya un Ejecutivo renuente a la regeneración de las instituciones y a la separación de poderes, poco prestigio va a recuperar la Corona.

Los mismos medios de comunicación que tan largo e irresponsable silencio han mantenido ante los escándalos que han hecho perder a la Corona el prestigio que el nuevo rey trata de recuperar desde el más "absoluto respeto a la independencia del Poder Judicial" han arremetido este martes contra el juez Castro por haberse atrevido a mantener la imputación contra la infanta Cristina por dos delitos contra la Hacienda Publica y uno de blanqueo de capitales.

No se entiende que, si estuvo decidido desde el principio a "imputar como fuera a la infanta Cristina" -tal y como calumniosamente alguno de estos medios llega a afirmar-, el juez se tomara la molestia, antes de hacerlo, de llevar a cabo una laboriosa instrucción que abarca 32.000 folios, que ha durado cerca de cuatro años y en la que ha interrogado a más de trescientas personas. Sin embargo, los mismos medios que ven en este abrumador trabajo judicial la determinación del juez de imputar "como sea" a la infanta no ven, sin embargo, determinación alguna de "salvar como fuera" a Doña Cristina en el hecho de que la Fiscalía anunciara en La Razón que recurriría el auto de Castro cuando ni siquiera se había hecho público.

Grave es que la muestra de respeto a la independencia del Poder Judicial de estos medios de comunicación consista en acusar a un juez independiente de cometer poco menos que un delito de prevaricación. Flaco favor, ciertamente, están brindando estos cortesanos a la Corona. Pero más grave aun es la actitud del fiscal Pedro Horrach, quien, efectivamente, ha tardado menos de 24 horas en presentar un recurso contra el auto en el que acusa a Castro de haber llevado a cabo una instrucción "a la carta" y haber practicado investigaciones "contradictorias" en torno a la infanta "a modo de encaje de bolillos".

Está claro, por si alguien aun albergara alguna duda, que el Gobierno de Rajoy y su muy dependiente Fiscalía no van a contribuir precisamente a mejorar la condición de nuestra Justicia . Ya podrá Felipe VI pedir una "revitalización de las instituciones", respetar la "independencia del Poder Judicial", "velar por la dignidad de la Corona, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente": mientras haya un Gobierno renuente a la regeneración de las instituciones – y el Ejecutivo lo es hasta el punto de haber traicionado su compromiso de restablecer la separación de poderes- la corrupción va a seguir imperando.

Con amigos como estos, la Corona no necesita enemigos.

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