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EDITORIAL

Incalificable traición de Zapatero y Moratinos

Estos dos personajes han afrentado a la Nación y a todos los cubanos que padecen el yugo del comunismo desde hace más de medio siglo.

Los siniestros José Luis Rodríguez Zapatero y Miguel Ángel Moratinos se han reunido un siniestro recinto habanero con el siniestro dictador comunista Raúl Castro. Podría ser el inicio de una novela de terror político especialmente escalofriante pero no: es la grosera realidad. Un expresidente del Gobierno de España y quien fuera su ministro de Exteriores se han ido a Cuba, sin comunicárselo convenientemente ni al Gobierno ni a su propio partido, a confraternizar con uno de los más aberrantes regímenes de Occidente. Lo han hecho, además, en mitad de un proceso de negociación que, tal y como ha explicado el popular Teófilo de Luis en esRadio, implica a toda la Unión Europea y supone un esfuerzo diplomático de singular dificultad.

Lo peor es que lo han hecho con plena consciencia de que estaban apuñalando por la espalda a su propio partido, a la UE y, sobre todo, al Gobierno y al Estado españoles. Tan repugnante como suena.

La traición de Zapatero no debe sorprender demasiado, por otro lado. Ya hizo algo parecido e igual de grave cuando, siendo líder de la oposición, se plantó en Marruecos cuando las relaciones entre Madrid y Rabat estaban en uno de sus peores momentos de las últimas décadas; de hecho, Marruecos no tenía entonces embajador en nuestro país, y el socialista tipo la insensata temeridad de ponerse a jugar a la diplomacia paralela.

Sea como fuere, las razones del expresidente eran entonces más claras: estaba abriéndose hueco en la política, baste decir eso para enmarcar su felonía. Pero ahora, ¿qué razones le han movido a hacer semejante viaje para reunir con esos personajes? ¿Estamos ante un pacto discreto pero seguro que no inocuo con los infames Castro, o ante una maniobra completamente estúpida de un sujeto cegado por la vanidad más vergonzosa y de la que sabrá sacar tajada la dictadura cubana? Sea como fuera, es algo totalmente intolerable e imperdonable.

En cuanto al Gobierno, es cierto que ha sido traicionado por Zapatero y su inefable escudero Moratinos; pero no lo es menos que la política de Margallo y Rajoy hacia la Isla también ha supuesto una traición en toda regla… ¡a lo defendido por el PP durante tantos y tantos años!, a los disidentes cubanos –con los que Margallo no se dignó reunirse en su último viaje a La Habana– y, en suma, a los principios que deben subyacer a la política cubana de cualquier Gobierno español, que pueden resumirse así: defensa y promoción de la libertad, la democracia y los derechos humanos.

Por supuesto, esto no rebaja un ápice la gravedad de la incalificable traición de Zapatero y Moratinos, que han afrentado a la Nación y a todos los cubanos que padecen el yugo del comunismo desde hace más de medio siglo.

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