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EDITORIAL

Basta ya de circo electoral

Si hemos de ir a nuevas elecciones, lo decentees reconocer este hecho y liberar al Rey de jugar de nuevo un papel impropio de la Corona.

El tono mitinero de las intervenciones de los grupos parlamentarios en el debate de investidura ha demostrado que ningún partido creía en la posibilidad de que fructificara un acuerdo mayoritario. La segunda y última votación, celebrada en la tarde del pasado viernes, no arrojó ninguna sorpresa y el candidato socialista volvió a quedar muy lejos siquiera de la mayoría simple, que le hubiera habilitado en última instancia para convertirse en el nuevo presidente del Gobierno.

Todo parece abocado a la convocatoria de unas nuevas elecciones, que es precisamente lo que se intuía tras la misma noche electoral del pasado 20-D. La imposibilidad de poner de acuerdo a un partido de centro derecha con la ultraizquierda antieuropea en un único programa de Gobierno, la fragmentación del Hemiciclo y, sobre todo, la irrupción de una fuerte corriente antisistema que ha dejado al PSOE en su mínimo histórico, hacen imposible un acuerdo de izquierdas con posibilidades de concitar el apoyo de la Cámara. Por otro lado, el empecinamiento de Rajoy en no ceder su candidatura al frente del PP y el sectarismo de Pedro Sánchez, frontalmente refractario a todo lo que huela a Partido Popular, han hecho también inviable una gran coalición junto a Ciudadanos, la única formación que ha actuado con responsabilidad institucional en este circo en que ha acabado convirtiéndose el intento de investidura del candidato socialista.

Los partidos políticos han demostrado su incapacidad para alcanzar un acuerdo duradero y ahora devuelven la iniciativa al Rey, que tendrá que decidir el nuevo curso de acción de las instituciones democráticas ante la ausencia de un criterio constitucional preciso en una situación inédita.

Partido Popular y Podemos han utilizado estos más de dos meses de paréntesis para hacer campaña electoral, también y muy especialmente en el Congreso de los Diputados para desdoro de nuestro Parlamento. Por su parte, Sánchez ha aprovechado el parón para tratar de apuntalar su posición al frente del PSOE, partido al que ha llevado al peor resultado de su historia.

En esta coyuntura, lo peor que podría pasarle a España es que se prolongara esta comedia política para retrasar aún más lo que, hoy por hoy, parece inevitable. Si hemos de ir a nuevas elecciones, lo único decente en términos políticos es reconocer este hecho y liberar al Rey de jugar de nuevo un papel impropio de la Corona, para que unos y otros utilicen el Congreso en su propio interés electoral.

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