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Pablo Planas

Dastis y Romeva, 'cumbre' obligada

Como su predecesor Margallo, el ministro de Exteriores parece incapaz de no meter la pata.

Como su predecesor Margallo, el ministro de Exteriores parece incapaz de no meter la pata.
Alfonso Dastis | EFE

Por razones que escapan del cabal discernimiento de los asuntos de Estado, el Ministerio de Exteriores juega un papel crucial en el caso del separatismo catalán. Pasaba con el incontinente José Manuel García-Margallo y ocurre con Alfonso Dastis, quien en teoría se parecía a su antecesor lo que un huevo a una castaña, pero sigue el procedimiento de rescatar a los nacionalistas cuando estos parecen dispuestos a disolverse en ácido fórmico en un supremo y radical derecho a decidir sobre su propia inconsistencia.

Al parecer, no hay manera de que un titular de Exteriores designado por Rajoy se ocupe de las cosas propias del servicio diplomático. Margallo, por ejemplo, sostiene que gracias a sus sacrificios personales decenas de Gobiernos mundiales le dieron la espalda al proceso. Enorme personaje, más grande incluso que el viejo reino de su digna representación durante un lustro. Así es que, según el exministro, España no pinta nada en el concierto de las naciones y fue él por su cara bonita quien logró que en las cancillerías de relieve hicieran oídos sordos cuando Mas llamaba a sus puertas.

Por no ser menos, Dastis hurga en el fenómeno margalliano y pondera las posibilidades de que Escocia se libere del Reino Unido y permanezca en la Unión Europea, que es el tipo de cosas sobre las que es mejor no teorizar cuando no se tiene ni p... idea de lo que se habla. Y menos cuando la premier May acaba de dejar fuera de su carta de divorcio con la Unión Europea el estatus del Peñón de Gibraltar. Tamaño fallo ha sido enmendado por el astuto Dastis al aventar el independentismo escocés en pleno Brexit, cosa que sólo se explica por las tradicionales buenas relaciones de la diplomacia nacional con Johnny Walker, los señores Justerini & Brooks y el clan Ballantine's.

Así es que donde el Reino Unido tenía un marrón espectacular con el Peñón por su mala cabeza, ahora amenaza con llevar el proceso separatista a la ONU, más que nada para tapar la boca a Dastis y provocar un conflicto con el sparring preferido, la España del sol, el sexo y el balconing. Con lo fácil que era contemplar sin más el espectáculo de la estulticia gubernativa del Reino Unido en relación a Gibraltar. En cambio, a Dastis se le fue la gaita y una palada más de tierra sobre los catalanes no nacionalistas, los "falangistas" de Sociedad Civil Catalana y la charnegada a la que le tira España.

Gracias, ministro. ¿Para cuándo una cumbre con el minister Romeva? Qué menos. Para tirarse piedras contra su propio tejado los nacionalistas tienen a Anna Gabriel, Puigdemont, Forcadell, Santi Vidal y la monja Forcades, entre muchos otros. Al Gobierno de Mariano le basta con Dastis para tapar los agujeros y mantener vivo el proceso. Cuando le nombraron, porque es amigo de un cuñado de Rajoy, decían que era imposible hacerlo peor que Margallo. Tiempo al tiempo. De momento ya luce méritos para la Creu de Sant Jordi, que no deja de ser un santo inglés. Dastis. Oirán hablar de él.

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