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EDITORIAL

Podemos apunta al PP para disparar al PSOE

Lo que marca la agenda sigue siendo una pinza entre PP y Podemos que retroalimenta a ambos partidos y vicia completamente la vida política nacional.

Hace ya año y medio que Podemos tiene un nutrido grupo parlamentario en el Congreso, y desde hace media legislatura ocupa también escaños en prácticamente todas las Asambleas regionales y no pocos Ayuntamientos, incluso controla algunos tan importantes como el de la capital.

Pero en todo este tiempo no parece que los de Iglesias hayan aprendido mucho sobre los usos parlamentarios ni sobre cómo mejorar la vida de los españoles con toda esa influencia política. ¿Qué proyectos de ley ha presentado Podemos? ¿A qué consensos se han sumado los diputados morados? ¿Qué mejoras han introducido en las leyes aprobadas durante este tiempo?

La respuesta a estas tres preguntas es la misma: Podemos no está en las instituciones sirviendo a los ciudadanos, sino que se sirve de ellas para sus propias batallas políticas. Guerras en ocasiones internas y habitualmente contra sus verdaderos enemigos, que no están –por mucho que ellos digan– en el PP sino en el PSOE, el partido al que saben que deben fagocitar si quieren llegar al poder.

Porque esta esperpéntica ocurrencia de la moción de censura contra Rajoy no pretende, por supuesto, arrebatar a éste la Presidencia del Gobierno, algo que saben que no va a ocurrir; ni siquiera da la sensación, por el momento elegido y la forma de plantear la iniciativa, de que quieran desgastar a los populares tras los escándalos de corrupción. Lo único que pretende Iglesias con su extemporáneo gesto es intervenir en las primarias socialistas y favorecer a uno de los candidatos, Pedro Sánchez, que es el que parece asegurar la inmediata destrucción del PSOE.

Y es que si Iglesias quisiese hacer política en lugar de propaganda antisocialista podría presentar esta moción, sí, pero después de haberla negociado con otros grupos y de tener un programa y un candidato, es decir, una alternativa real al actual Gobierno.

Cuando no es eso lo que hace Iglesias, resulta inevitable pensar que, detrás de tantas palabras altisonantes y acusaciones hueras, de las caceroladas y de los tramabuses, lo que marca la agenda sigue siendo una pinza entre PP y Podemos que retroalimenta a ambos partidos y vicia completamente la vida política nacional.

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