Desde ningún medio de comunicación de España se ha defendido tanto y tan insistentemente como desde el Grupo Libertad Digital el derecho a la libertad de expresión y también el derecho de toda empresa periodística a tener una línea editorial propia, sea la que sea y resulte más cercana o lejana a los principios que defiende esta casa.
Sin embargo, estos derechos no amparan determinado tipo de comportamientos que, por desgracia, son habituales en el panorama mediático español: la confusión entre las líneas editoriales y los intereses empresariales, por ejemplo, o la irresponsabilidad de la que tantos periodistas y tantas cabeceras han hecho gala en los últimos años.
Pero lo peor de todo, la conducta más nausabunda que puede tener un periodista es deformar la realidad y los hechos para tratar de amoldarlos a su relato preconcebido e ideológico previo. Dicho de otra forma: mentir y manipular con el propósito de engañar al público, de esconderle la verdad, de crear una realidad paralela.
Lamentablemente, también esto es bastante normal entre los medios españoles, sobre todo en las televisiones y, muy especialmente, en una de ellas: La Sexta, un espacio en el que cualquier manipulación tiene cabida, en el que hasta la más obscena de las mentiras encuentra su sitio.
Este jueves pudimos ver un ejemplo de lo bajo que pueden caer los profesionales de la manipulación que trabajan en esta cadena: en la mejor tradición de los totalitarismos y de la extrema izquierda trataron de retorcer los hechos para hacer a las víctimas de una agresión aparecer como agresores, para que los amenazados pareciesen haber sido los que proferían las amenazas.
Nos referimos, por supuesto, a la vergonzosa información sobre el boicot al acto de VOX en Murcia, en la que los líderes y los simpatizantes de este partido recibieron claras amenazas de muerte –"os mataremos como en Paracuellos"- además de insultos inclasificables a personajes como Ortega Lara, que tienen el respeto y el cariño de la mayoría de los españoles.
La Sexta ha minimizado los insultos, ha llamado a los agresores "jóvenes antifascistas" en lugar de lo que realmente son: fanáticos ultraviolentos, y ha cortado el discurso de Santiago Abascal cuando decía "anda que si salimos ahí ahora" sin dejar que se viese que segundos después el propio líder de VOX decía que sus palabras eran "una broma y os animo a que os la toméis así: como una broma".
Afortunadamente se ha terminado el tiempo en el que los grandes medios de comunicación campaban a sus anchas para mentir y manipular sin que nadie pudiese darles réplica con eficacia: hoy las redes sociales suelen tardar muy poco en dejar a estos pseudoperiodistas desnudos ante la tosquedad de sus groseras manipulaciones y así ha ocurrido este jueves, dejando a la cadena en el más absoluto de los ridículos.
Una de las grandes estrellas de esta cadena suele gritar "¡periodismo!" durante sus programas, presumiendo como si estuviese la redacción del Washington Post en los días del Watergate; en realidad el propio García Ferreras y cada vez más españoles sabemos que lo que se hace allí es otra cosa muy diferente… y bastante más indigna.

