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EDITORIAL

Andalucía: PP, Cs y VOX no pueden equivocarse

Andalucía necesita de manera perentoria un cambio de rumbo, acabar con el nefasto régimen socialista, que tanto mal le ha causado.

Partido Popular y Ciudadanos han ideado un pacto programático con 90 medidas que se han comprometido a adoptar si consiguen desalojar al PSOE de la Junta de Andalucía. El acuerdo no es definitivo, y se refiere a las líneas fundamentales de un hipotético Gobierno del cambio, mientras que el nombre del sucesor de Susana Díaz y la composición tanto del propio Ejecutivo regional y como de la Mesa del Parlamento andaluz siguen aún pendientes de negociación.

Entre lo acordado por ambas formaciones centroderechistas se cuentan la reforma del estatuto de autonomía para eliminar el aforamiento de los políticos, el adelgazamiento de la descomunal Administración regional, la despolitización de la misma y una sensible bajada de la asfixiante presión fiscal que soportan los ciudadanos y las empresas del territorio.

Ahora bien, este pacto entre populares y ciudadanos será papel mojado a menos que obtenga el respaldo de los decisivos diputados de VOX. Ni siquiera una abstención técnica de los correligionarios de Santiago Abascal sería suficiente para que PP y Cs consiguieran hacerse con la Junta. Los de Juan Manuel Moreno Bonilla y los de Juan Marín necesitan el voto favorable de aquellos, a menos que los socialistas bendigan su propio desalojo del poder y respalden el acuerdo PP-Cs, lo que en estos momentos semeja prácticamente imposible, por razones perfectamente obvias.

El gran problema para que se materialice el tan necesario desalojo del PSOE es el estupefaciente e injustificable desdén con que Ciudadanos ha tratado desde el primer minuto a VOX, a cuyos votantes no ha dudado en descalificar en términos tristemente parecidos a los que utiliza la extrema izquierda contra la emergente formación derechista... ¡y contra el mismísimo Ciudadanos! Por otro lado, el referido acuerdo PP-Cs incluye puntos que chocan frontalmente con el programa de Abascal. Así, la reforma estatutaria propuesta no incluye la supresión de al menos un canal de la televisión regional, ni la devolución al Gobierno central de las competencias de sanidad y educación ni la modificación de las políticas de género regionales.

Indudablemente, hay un amplio espacio para el acuerdo entre tres partidos que dicen pretender acabar con el corrupto régimen caciquista y atrasista del socialismo andaluz, pero también importantes escollos que PP y Ciudadanos no parecen volcados en remover, más bien al contrario, diríase que en ocasiones los utilizan como escudos protectores o como magníficas coartadas para no hacer lo que deben. Abascal ha insistido en que VOX no quiere ser un obstáculo, pero advertido con la misma insistencia de que tampoco va a ser marioneta de nadie, especialmente de quienes se dediquen a demonizarlo y a jugar al deplorable juego lampedusiano de hacer cambios para que nada cambie. De hecho, ha dejado completamente abierta la puerta de un no al pacto PP-Cs que podría abocar a unas nuevas elecciones autonómicas.

Andalucía necesita de manera perentoria un cambio de rumbo, acabar con el nefasto régimen socialista, que tanto mal le ha causado. PP, Cs y VOX tienen ante sí una oportunidad histórica y un desafío de primera magnitud. No pueden defraudar a los votantes que les han indicado claramente el camino, traicionarlos de la peor de las maneras. Quien yerre aquí, lo pagará muy caro, en Andalucía y en el resto de España, donde es igual de urgente y necesario acabar con la alianza frentepopulista comandada por el infausto Pedro Sánchez, que está causando estragos en tantas municipalidades y comunidades autónomas.

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