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EDITORIAL

Sánchez seguirá a las órdenes de Iglesias

A día de hoy, lo único que 'quita el sueño' a Sánchez es una ruptura con los comunistas.

Ya podrán desde la Moncloa tratar de inocular en la opinión pública la idea de que el presidente del Gobierno tiene en mente endurecer las relaciones con Podemos y ser “menos generoso” con sus aliados, pero con semejante engañifa sólo podrán tratar de disimular el servilismo del PSOE hacia la extrema izquierda que lidera Pablo Iglesias, evidente en los temerarios Presupuestos Generales del Estado recién aprobados.

Si bien es cierto que inicialmente Pedro Sánchez excluyó al comunista del equipo que gestionará las ayudas y préstamos que la Comisión Europea (CE) destinará a España en los próximos años, no es menos cierto que esa exclusión sólo duró las veinticuatro horas que tardó Iglesias en exigir su inclusión en el mismo.

Tampoco se puede considerar una muestra de ese supuesto endurecimiento de relaciones entre el PSOE y Podemos el hecho de que finalmente Pablo Iglesias no acuda a la cumbre de Marruecos, donde no se le ha perdido nada y en la que Podemos va a contar con alguien tan afín y leal a Iglesias –pese a las intoxicaciones socialistas en sentido contrario–  como la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Por mucho que el PSOE quiera disimular su entreguismo ante una formación con la que Sánchez dijo en campaña que no formaría Gobierno, a día de hoy lo único que, desgraciadamente, quita el sueño al presidente es una hipotética ruptura con los podemarras que le dejara sin apoyos. Y no sólo porque el respaldo de Podemos es condición sine qua non para que Sánchez conserve la poltrona, sino porque Iglesias es el principal aval, la mejor garantía que tiene el socialista para que los separatistas de izquierda –incluidos los proetarras de Bildu– le sostengan en el Gobierno.

Cosa distinta sería que Bruselas elevara sensiblemente la presión para que se reduzca el gasto no productivo, se reforme el mercado laboral, se hagan ajustes en el quebrado sistema de pensiones y, en definitiva, se tomen en serio las condiciones que la CE impuso para desembolsar los multimillonarios créditos y ayudas con que Sánchez e Iglesias pretenden no relanzar sino subsidiar a nuestra mortecina economía, cada vez más dependiente del Estado. Pero no parece que la firmeza de la CE a la hora de exigir esas reformas, inasumibles para Podemos, sea la misma que mostró ante la Grecia de Syriza o la España de Zapatero.

Así las cosas, y mientras no haya un ultimátum claro por parte de la UE, es de temer que la continuidad del Gobierno social-comunista esté garantizada, para desgracia de la libertad y prosperidad de todos.

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