Hay que reconocer que Bildu nunca ha ocultado su condición de partido proetarra: muchos de sus líderes estuvieron en un momento o en otro en la banda terrorista, nunca han condenado la violencia o los atentados y siempre han participado en los indecentes homenajes a los terroristas que abandonan las cárceles.
Por tanto, las cartas que Otegi ha mandado a los etarras que aún siguen encarcelados no pueden sorprender a nadie que no estuviera autoengañándose con todas su fuerzas. Sin embargo, no dejan de tener importancia, por al menos dos razones.
La primera es que con ellas cae una de las caretas con la que la propia Bildu tendía a camuflarse, que además era fundamental para el blanqueamiento del partido-banda que tan eficaz como inmoralmente han emprendido sus socios: ahora está más claro que nunca que, para Bildu, ETA no es algo del pasado sino del presente y del futuro.
El terrorista condenado Otegi pide "la experiencia y la fuerza de las celdas" y, según él, sin la "opinión, el voto y las propuestas" de los condenados por crímenes terribles son "imprescindibles" para "conformar la izquierda independentista que Euskal Herria necesita". No se esconden: Bildu cree que el futuro del País Vasco debe construirse con las propuestas de los que apretaban el gatillo y colocaban las bombas y deja claro que no sólo es que su relación con ETA sea intensa, sino que quieren que lo sea aún más.
La segunda razón es que, sin pretenderlo pero también sin hacer ningún esfuerzo por evitarlo, Otegi ha dejado en muy mal lugar a los miembros del Gobierno y del PSOE –y a sus innumerables e indecentes acólitos en los medios– que llevan meses empeñándose en diferenciar a Bildu y a ETA y en hablar de la banda terrorista como un episodio del pasado. Pues no: Bildu quiere contar con los asesinos, los quiere en su futuro y lo ha puesto negro sobre blanco en cartas cuyo contenido ya está en los medios de comunicación.
No es una novedad, pero en pocos días ha quedado tan en evidencia como hoy la inmoralidad de un Gobierno y de un PSOE que no sólo no tienen ningún problema en apoyarse en Bildu para mantenerse en el poder, sino que además lo hace aupándose en mentiras que ya ni ellos mismos pueden creerse.
Lo peor de todo es que a cambio de que Sánchez siga en Moncloa "la opinión, el voto y las propuestas" de los asesinos de ETA no sólo van a ser "imprescindibles" en el País Vasco, sino que también lo serán en el resto de España, un país que en unos de los peores momentos de su historia reciente se encuentra en las peores manos; y las más sucias.

