Daniel Ortega y Rosario Murillo está devolviendo a Nicaragua a los momentos más oscuros de su historia, instaurando una nueva dictadura sandinista que pretenden bendecir con un proceso electoral a todas luces fraudulento.
Con obsceno descaro, la siniestra dupla comunista ha ido eliminando a todos sus rivales en procesos judiciales groseramente ilegales e instaurado un régimen de terror implacable.
Por desgracia, el de Nicaragua no es un caso aislado en Hispanoamérica, sino que se enmarca en el asalto izquierdista a las democracias en toda la región. Asalto que cuenta con la infame simpatía de buena parte de la izquierda española.
Por eso no deja de resultar llamativo que la Nicaragua sandinista haya evacuado dos comunicados incalificables en los que, despreciando las formas y el lenguaje de la diplomacia, hace escarnio de España y de su Gobierno.
Al igual que ocurrió con el vergonzoso discurso de Pedro Castillo en su toma de posesión como presidente del Perú, los comunicados sandinistas no hacen sino retratar, en su zafiedad e inmundicia intelectual, al propio régimen de Ortega y Murillo, una afrenta para el pueblo nicaragüense.
España no debe tolerar esas ofensas y la respuesta adecuada es, por lo pronto, llamar a consultas a la embajadora en Madrid de esa tiranía comunista. Que es lo que de hecho ha hecho Exteriores.
Sea como fuere, este nuevo escándalo vuelve a dejar de manifiesto la pésima imagen internacional de la España de Sánchez, un país al que nadie respeta, empezando por los regímenes más repulsivos, a los que el propio Sánchez y sus socios comunistas de Gobierno no dejan de encubrir o blanquear.
La política internacional es vital para que España pueda afrontar con garantías los complejos retos económicos o de seguridad que le depara el ya avanzado siglo XXI. Ningún país serio puede consentir ser el hazmerreír de criminales deseosos de utilizarlo como chivo expiatorio de sus fechorías. Ningún país serio debe ponerse en manos de personajes como Pedro Sánchez y su evidente y cada vez más turbio referente: José Luis Rodríguez Zapatero.

