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EDITORIAL

Declaraciones insultantes y problemas que no se abordan

Que la incesante llegada de pateras no sea vista como un espectáculo tan "maravilloso" como el que les ha parecido a algunos el avance de la lava.

Aunque no haga falta ser especialista para saber que la erupción del volcán de Cumbre Vieja va "a producir mucha tristeza, mucha pobreza" y "será una ruina", valgan estas manifestaciones del vulcanólogo José Mangas para contrastarlas con las frívolas e insensibles palabras tanto del presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, como de la Ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto. Así, en unos momentos en que miles de palmeros están teniendo que ser evacuados mientras ven cómo la lava arrasa sus propiedades, Torres ha hablado de la "fiesta de la naturaleza" que estaría teniendo lugar en La Palma, y Maroto, de que la devastadora erupción es un "espectáculo maravilloso que puede servir de reclamo a los turistas".

El malestar de los canarios ante semejantes insensateces es tan compresible como el que ha ocasionado el hecho de que miles de palmeros estén siendo hospedados en acuartelamientos e instalaciones que en su día fueron rechazados para hospedar a miles de inmigrantes ilegales, que finalmente fueron alojados en complejos turísticos.

A este respecto cabe advertir, por otro lado, que la presión de la inmigración ilegal no cesa, sino que se está reconduciendo hacia otros destinos. Así, según el último informe del Ministerio del Interior, hasta el pasado día 14 habrían entrado en España un total de 24.077 inmigrantes, lo que supone un incremento del 53,5% con respecto al mismo periodo de 2020. Y eso sin contar con los más de 10.000 sin papeles que entraron en Ceuta en mayo y que Marlaska sigue evitando incluir en las estadísticas, aferrándose a la excusa de que los datos todavía se encuentran "bajo análisis y tratamiento".

Tampoco se incluyen en dicho informe los inmigrantes que han llegado este fin de semana. Alicante, Murcia, Almería y sobre todo Baleares han recibido un incesante goteo de pateras. En el caso de las Baleares, los datos son especialmente llamativos, ya que el sábado y el domingo se habrían interceptado un total de 21 embarcaciones, con 322 personas a bordo.

Ya puede ponerse el Gobierno las pilas para atajar un problema como la descontrolada llegada en pateras de miles de inmigrantes, que tanto erosiona el enorme valor de la inmigración cuando se produce por cauces legales, así como la convivencia y el bienestar de los autóctonos. A no ser, claro está, que el Gobierno lo considere un espectáculo tan "maravilloso" como el que a algunos de sus miembros les ha parecido el avance de la lava en La Palma.

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