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Emilio Campmany

Lo que teme Casado

Ayuso está más valorada que Casado entre su electorado y tiene algo de lo que él carece, que gusta a los votantes de Vox sin espantar a los del PP.

Ayuso está más valorada que Casado entre su electorado y tiene algo de lo que él carece, que gusta a los votantes de Vox sin espantar a los del PP.
Casado en la celebración de la victoria de Ayuso del 4 de mayo. | EFE

En la cruenta guerra en la que están enfrentados Casado y Ayuso no está en juego el candidato del PP en las próximas elecciones generales. Haga lo que haga la presidenta de Madrid, el candidato será Pablo Casado. Lo que está en juego es qué pasará si las pierde, que es algo bastante más probable de lo que las encuestas pronostican. Casado cree que se ha ganado el derecho a perderlas y seguir siendo presidente del PP y candidato en una tercera ocasión, como Aznar, que tuvo que perder las del 89 y las del 93 para ganar las de 1996. O Rajoy, que perdió las de 2004 y 2008 antes vencer en 2011. Cree Casado que a la tercera va siempre la vencida y es injusto obligarle a pasar el testigo en caso de perder en 2023. Piensa que, si Ayuso controla el PP de Madrid y arrasa en las elecciones autonómicas de 2023, como es lo más probable, Miguel Ángel Rodríguez tratará de moverle la silla para que la candidata del PP en las siguientes elecciones generales sea ella. Por eso, tiene el presidente del PP que impedir a toda costa que Ayuso esté en disposición de hacer eso si Sánchez le vuelva a ganar.

Sin embargo, se equivoca. Montando una trifulca con Ayuso, el único que pierde es él pues la imagen que da es de debilidad. Tampoco tiene sentido confiar en Martínez-Almeida, su opción alternativa a Ayuso. El alcalde puede desde la presidencia del PP de Madrid moverle la silla de Génova con casi tanta facilidad como Ayuso si, como es previsible, también barre en las elecciones municipales de la capital, que se celebrarán a la vez que las autonómicas. Si cree que Almeida es garantía de lealtad, es que es más ingenuo de lo que parece. El edil madrileño, traicionando a sus electores con el incumplimiento de la promesa estrella de su programa, demostró tener la sangre fría suficiente como para traicionarle también a él si se presenta la ocasión de optar a la Moncloa. Y, por último, si Ayuso arrolla en las autonómicas y Casado es barrido en las generales, lo de menos será que doña Isabel presida o no el PP de Madrid porque todo el partido será un clamor pidiendo que sea ella la siguiente candidata.

Es virtud del buen político aceptar la realidad y no empeñarse en que las cosas sean como a él le gustarían que fueran. Ayuso está más valorada que Casado entre su electorado y tiene algo de lo que él carece, que gusta a los votantes de Vox sin espantar a los del PP. A él le pasa lo contrario, que no atrae a los votantes de Vox y espanta a muchos del PP. En consecuencia, en vez de enfrentarse estúpidamente a ella, debería subirse a su tren y ver qué pasa. Que ella quiere dirigir el PP de Madrid, que lo dirija y a intentar ganar las elecciones de 2023 con su ayuda. ¿Y si Casado pierde en 2023? Pues si pierde, ya veremos. Lo que está claro es que no será presidente del Gobierno, ni en 2023 ni en 2027, a base de enfrentarse al mejor activo electoral que tiene hoy por hoy el PP. Alguien debería explicárselo.

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