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EDITORIAL

La vileza antimonárquica de los socios de Sánchez

Nuestro actual monarca ha hecho gala de un rigor institucional y una conducta privada intachables desde cualquier punto de vista.

Los portavoces de los partidos que sostienen a Sánchez en la Moncloa dedican sus mayores esfuerzos cada año a tratar de desprestigiar a la Corona con motivo del mensaje que el Rey dirige a la Nación en Nochebuena. Ni siquiera en ocasiones como la de este año, cuando la pandemia ha protagonizado la mayor parte de un discurso de Felipe VI, como siempre, perfectamente acomodado a su misión constitucional, los partidos radicales que apoyan a Sánchez han moderado sus ataques a la institución que mejor representa a todos los españoles.

Es una inmoralidad que partidos surgidos de las cloacas de las peores dictaduras, abiertamente golpistas o herederos de bandas asesinas se atrevan a acusar a Felipe VI de no actuar con ejemplaridad a cuenta de las andanzas financieras de su padre, al que excluyó acertadamente en su día de la asignación presupuestaria que corresponde a la Casa Real. Precisamente nuestro actual monarca ha hecho gala de un rigor institucional y una conducta privada intachables desde cualquier punto de vista, lo que debe llenar de legítimo orgullo a los españoles que ven en la Corona un ejemplo señero en el desempeño de la vida pública.

Pero la ultraizquierda y el separatismo no atacan a la monarquía española por sus defectos sino, precisamente, porque es la institución que, con su mera existencia, pone freno a las aspiraciones golpistas y disgregadoras que todas esas fuerzas radicales representan. La actuación de Felipe VI frente a los que, como ellos, tratan de destruir nuestro orden constitucional, ha sido determinante para fortalecer nuestra democracia y garantizar la pervivencia del Estado de Derecho. Por eso tratan de atacarlo; no por los eventuales contratiempos judiciales del rey Emérito, cuya figura pública está ya más que amortizada en el imaginario colectivo del pueblo español.

Es una auténtica afrenta que el Gobierno se apoye en partidos abiertamente golpistas pero, más aún, dé cabida a fuerzas radicales dedicadas a desprestigiar las instituciones y socavar nuestro régimen de libertades. Sánchez sume a todos los españoles en la vergüenza de tener que asistir a los groseros fervorines antimonárquicos de unas fuerzas ultraizquierdistas que actúan desde el Gobierno y la mayoría parlamentaria que lo sostiene. Sus reacciones contra el mensaje de Nochebuena del Rey los califica sobradamente, pero también, y muy principalmente, a Sánchez, un personaje degradado hasta la hez y dispuesto a soportar en silencio que sus socios insulten a la Corona y, en consecuencia, a todos los españoles.

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