La manifestación en defensa del mundo rural celebrada ayer en Madrid fue un éxito rotundo al congregar a centenares de miles de personas, que protestaron por el abandono en que el Gobierno tiene sumido al campo español. Las organizaciones agrarias y ganaderas, principales promotoras de la concentración, mostraron ayer en la capital de España su capacidad de convocatoria contra el Ejecutivo izquierdista, que ha tratado de criminalizar a los participantes acusándoles de pertenecer a la ultraderecha como hacen los socialcomunistas contra cualquiera que no obedezca sus dictados.
El sector agroganadero no aguanta más la subida estratosférica de los fertilizantes, carburantes y electricidad, a lo que hay que sumar los efectos catastróficos de una presión fiscal de dimensiones confiscatorias como padece el resto de la economía productiva, lo que convierte en inviables a la gran mayoría de las actuales explotaciones agrícolas y ganaderas.
A esta subida exponencial de los costes de producción, que castiga durísimamente a un sector con tan escaso margen de maniobra, se añade la inoperancia gubernamental que permite la competencia desleal de otros países ajenos a la UE, amenaza a los regadíos en las zonas más fértiles de España o diseña una disparatada legislación animalista, impuesta por los socios radicales de Sánchez en contra de los verdaderos intereses del campo español.
Los convocantes rechazan "que se tomen medidas en lo rural desde un despacho con ojos urbanos" y denuncian la incompetencia de un Gobierno "irresponsable", que juega "con la alimentación y el trabajo de muchas personas".
La economía del mundo rural mueve 6.500 millones de euros y da trabajo a 200.000 personas, pero más allá de la importancia económica del sector, el fortalecimiento del tejido empresarial en el ámbito rural es la única manera de fijar a la población en las zonas más deprimidas y convertirlas en fuente de prosperidad. Sin la pujanza de la economía agrícola y ganadera, la España vaciada dejará de ser un lema oportunista para convertirse en una triste realidad. Por eso ayer, las víctimas rurales del socialcomunismo salieron a protestar contra un Gobierno que, con su agenda radical ecologista y animalista, está sentando las bases para la destrucción del campo español.

