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José García Domínguez

La trola saharaui de Iceta

El sultán, por muchos cuentos que nos explique ahora Iceta, jamás de los jamases renunciará a Ceuta y Melilla.

El sultán, por muchos cuentos que nos explique ahora Iceta, jamás de los jamases renunciará a Ceuta y Melilla.
Miquel Iceta en la 5º Edición del Brain Film Fest en Barcelona | Europa Press

Justo tras hacerse pública la donación de Pedro Sánchez a Mohamed VI, un miembro del Gobierno, el ministro de Cultura y del PSC, Iceta, corrió a su cuenta personal de Twitter para reproducir el titular de una fantasía periodística aparecida minutos antes en El Periódico de España, según la cual "el acuerdo obliga a Marruecos a desistir de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias". Huelga decir que en el cuerpo de la mentada fantasía no se ofrecía al lector prueba alguna de que al sultán de Marruecos siquiera se le haya pasado por la cabeza acometer esas tres renuncias, simple cuento chino destinado a apaciguar a la opinión pública al que se trata de dotar de alguna verosimilitud por la tan socorrida vía de atribuirlo a una confidencia secreta de "fuentes gubernamentales y de Defensa".

Aunque también la trola indicaría un desconocimiento de fondo a propósito del principal riesgo que para España supone Marruecos. Porque, como ya se ha resaltado aquí alguna otra vez, la mayor amenaza que representa el vecino del sur para nosotros no es su crónico e irrenunciable afán expansionista hacia Ceuta, Melilla y Canarias, sino los miserables 61 euros al año por súbdito que el sultán tiene a bien gastarse en servicios sanitarios públicos. Por no hablar de los igual de miserables 150 euros por cabeza al año que invierte en educar a sus jóvenes en colegios e institutos. El sultán, por muchos cuentos que nos explique ahora Iceta, jamás de los jamases renunciará a Ceuta y Melilla.

Pero, aunque renunciase por un milagro del Profeta, tampoco él podría evitar que el Magreb cuente con 132 millones de habitantes paupérrimos y sin futuro para 2050, el 77% de ellos naturales de Marruecos y Argelia. Y eso ocurrirá, por cierto, cuando uno de cada tres españoles cargue con más de sesenta y cuatro años cumplidos a sus espaldas. Millones de jóvenes famélicos a un tiro de piedra de un geriátrico con himno y bandera. La bomba demográfica perfecta.¿O acaso Iceta y El Periódico también nos pueden garantizar que esos nunca cruzarán el Estrecho en una patera por lo del regalito de Sánchez?

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