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José García Domínguez

Feijóo, Freud y los apellidos catalanes

La derecha nominalmente españolista que encarna el PP no deja de estar colonizada culturalmente por el discurso del catalanismo.

La derecha nominalmente españolista que encarna el PP no deja de estar colonizada culturalmente por el discurso del catalanismo.
Alberto Núñez Feijóo junto a la candidata a las europeas, Dolors Montserrat | Europa Press

Existe una razón filológica que explica por qué la persona designada por Alberto Núñez Feijóo para sucederle en la presidencia de la Xunta no se apellida Roda, sino Rueda. Por lo demás, una razón tan intrascendente como que el padre del actual presidente de Galicia era un andaluz, de Jaén, que se apellidaba así, Rueda. Ahora mismo, mientras redacto este párrafo, en Galicia residimos de forma más o menos estable 2.705.877 habitantes. Y ni uno solo de esos 2.705.877, incluido el propio Feijóo, otorga la menor importancia a cómo se llame el señor que tenemos de jefe en Santiago. Lo cual ratifica que Galicia no es una sociedad enferma.

De ahí que a Feijóo nunca en la vida se le habría ocurrido celebrar la mayor o menor galleguidad de los apellidos que portan los dirigentes de su partido en su tierra. Allí jamás hubiera dicho de modo implícito que alguien que responda por Dolors Montserrat le parece, por ejemplo, más catalán que un Fernández, Alejandro. A Feijóo le ha vuelto a hacer una trampa el doctor Freud, porque no es la primera vez. Eso es lo grave, que Freud sea quien en última instancia posee las claves profundas que explican la política del PP hacia Cataluña.

Y es que, al igual que la izquierda peninsular, esa derecha nominalmente españolista que encarna el PP no deja de estar colonizada culturalmente por el discurso del catalanismo, la ideología de subordinación que ni siquiera son conscientes de haber interiorizado. He ahí el gran éxito histórico del nacionalismo. Acabo de ver un reportaje —en catalán— sobre los 50 años de la legalización del PSUC, partido en el que milité de muy joven. En el programa solo se usa el idioma castellano para citar a un célebre torturador de la policía franquista en la comisaría de Vía Layetana. Pero en ningún momento se menciona su apellido. La razón oculta del olvido es que aquel carnicero se apellidaba Creix. Era tan catalán, sí, como Montserrat. Ese es el problema de la derecha (y de la izquierda): ignoran la historia del País Petit.

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