Sánchez, como Pérez o García, solo es un apellido; Cataluña, en cambio, constituye el gran problema de España desde hace más de 140 años. Y ahora disponemos de una oportunidad para empezar a reconducirlo. Desde una perspectiva de Estado, ese debe ser el único enfoque a la hora de abordar el proceso parlamentario conducente a la constitución del próximo Gobierno de la Generalitat. Todo lo demás, como dicen los argentinos, son versos. De entrada, conviene tener muy presente que el PSC no es la Federación Socialista Riojana. Desde el instante de su fundación, el PSC nunca se ha percibido a sí mismo como una parte más del PSOE, sino como un partido soberano federado al PSOE.
Y ello significa que, contra lo que tantos creen ahora mismo en Madrid, nunca aceptaría una orden del presidente del Gobierno para que cediese la Generalitat a Puigdemont; tal cosa, olvídense, no va a ocurrir. En consecuencia, el eventual retorno al poder del Payés Errante no forma parte de las incógnitas de la ecuación, que se reducen a únicamente dos: investidura de Illa o repetición electoral. Así delimitados los muy estrictos límites del escenario, una hipotética repetición en diciembre retrotraería la correlación interna de fuerzas dentro del campo indigenista a la clásica que se daba en tiempos de Pujol.
Esquerra volvería a ser una fuerza muy minoritaria e incapaz de disputar la hegemonía del independentismo a Puigdemont, que se alzaría con el liderazgo ya indiscutible del bloque. Apelando a la misma perspectiva de Estado que se reclamaba al principio de esta columna, yo no sé a quién le conviene favorecer eso por acción u omisión. Y después está el gran misterio de los votos del PP. ¿Cómo entender su notable subida cuando Vox ha resistido tan bien en las urnas? Solo hay una explicación posible: el PP recibió muchas papeletas de electores socialistas irritados por la amnistía; unos votos muy coyunturales y en gran medida prestados. De ahí que a Feijóo tampoco le convenga demasiado la repetición. Algo que perder y nada que ganar: mal negocio. Veo a Illa president.