Menú
EDITORIAL

Sánchez, el pirómano de gira

La inoperancia del Gobierno de Sánchez es dramática y agudiza la tragedia a la que nos encaminamos sin remisión.

La política exterior del Gobierno de Pedro Sánchez es un desastre sin paliativos. Los movimientos secretos del presidente del Gobierno en el Magreb han causado una crisis con Argelia, que dispone ahora de una suerte de comodín mediante el cual puede tratar a España como Putin a Alemania. El flujo de inmigrantes se mantiene estable a pesar de las supuestas promesas de Mohamed VI, figura cada vez más cuestionada, para controlar sus fronteras. Marruecos amenaza la integridad nacional, se abalanza sobre los recursos naturales de las aguas canarias a cambio de la vergonzosa cesión del Sahara. Conclusión, Rabat no es un socio fiable en absoluto y Argelia controla buena parte del gas que arriba a España. Y todo ello en medio de un oscuro expediente sobre el asalto a los teléfonos móviles de Sánchez, el ministro de Interior Grande Marlaska y la de Defensa, Robles.

A pesar de que la incompetencia de Sánchez es legendaria en Europa, Bruselas no ha desmentido que el presidente del Gobierno de España represente los intereses de la Unión Europea en Hispanoamérica. En la gira y por el momento, Sánchez se ha reído cuando le han presentado en Colombia como presidente de la "república española". Gran anécdota. Después de que el Rey no se mostrara especialmente conmovido por la procesión de la supuesta espada de Bolívar, llega Sánchez y comparte los insultos contra España. Y a mayor abundamiento aprovecha para insultar a Feijóo por la negativa del PP a las demagógicas medidas del Gobierno para ahorrar energía y para claudicar ante Francia en la cuestión del gasoducto por los Pirineos. El remate es el globo sonda de un gasoducto submarino entre España e Italia. Caso de ejecutarse, se tardaría años en lograr una infraestructura operativa, nada que ver con los ocho meses, más bien año y medio, de la conexión pirenaica.

La mayoría de la investidura, es decir todos los partidos separatistas que reman en contra de los intereses de los españoles, ha salvado a un ausente Sánchez no sin antes humillar al Ejecutivo con la transformación del decreto en un proyecto del ley para introducir no se sabe aún que clase de matices, a buen seguro absurdos. Los socios de Sánchez pretenden seguir explotando su extrema debilidad y descontrol. El balance es muy positivo para ellos. Golpistas indultados, etarras trasladados a cárceles en manos del gobierno nacionalista vasco o directamente liberados, mesas de negociación sobre referéndums separatistas, retirada de agentes del CNI de Cataluña y el País Vasco y demás concesiones, una gran mayoría de ellas ocultas.

El Gobierno emprende el último curso de la legislatura con otro acuerdo sobre la campana en el Congreso y con Sánchez avalando las derivas extremistas en Hispanoamérica. Se aproximan tiempos muy duros y no sólo por la amenaza de recortes, restricciones y racionamientos de los consumos esenciales. Sánchez es la extrema izquierda en Europa, el genuino representante de la corrupción peronista, el totalitarismo castrista y la destrucción chavista. Alguien que demuestra con hechos, el envío de ropa de abrigo a Ucrania, sus afinidades.

Cualquier posibilidad de afrontar los retos energéticos del futuro pasa por la recuperación de la minería, la construcción de centrales nucleares y todas aquellas medidas que contribuyan a la independencia de España en la materia, incluidas también las "míticas" renovables. La supuesta "emergencia climática" como excusa para no hacer lo que están haciendo Francia, Alemania, Italia y los demás países de la UE es una barbaridad que interpela a los ciudadanos asfixiados por el recibo de la luz y el gas como si fueran auténticos imbéciles. La excepción ibérica no ha contenido el coste de la energía eléctrica y hace a España más dependiente de Rusia y de las materias que en teoría deben desaparecer a la luz de la disparatada agenda ecologista de 2030. La inoperancia del Gobierno de Sánchez es dramática y agudiza la tragedia a la que nos encaminamos sin remisión.

En España

    0
    comentarios