Menú

El dilema energético de Feijóo

El cambio se presenta como la consecuencia de haber asumido ayer las ideas de la izquierda en materia de transición ecológica.

El cambio se presenta como la consecuencia de haber asumido ayer las ideas de la izquierda en materia de transición ecológica.
Feijóo y Pedro Sánchez | Cordon Press

La presidenta de la Comisión Europea, la democristiana Ursula von der Leyen, propuso y el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, respaldó medidas similares a las del Gobierno español para combatir la crisis energética. Unas medidas a las que Feijóo se oponía con insistencia. Los dos alemanes dejaron al gallego con el trasero al aire. Inmediatamente después, el PP se arrugó y se mostró dispuesto a respaldar a Sánchez a cambio de que acercara todavía más su propuesta a la de la Comisión.

Parece como si la derecha europea se hubiera hecho socialdemócrata por haber aceptado gravar los beneficios extraordinarios de las compañías energéticas en contra de lo que había defendido hasta ayer mismo. El cambio se presenta, no tanto como un giro ideológico que se hace hoy, sino como la consecuencia de haber asumido ayer las ideas de la izquierda en materia de transición ecológica. En cambio, medidas que bajarían de inmediato el precio de la luz, como dejar de pagar toda la electricidad al precio que cueste comprar la más cara o reformar el opaco y volátil mercado del gas controlado por el Servicio de Transferencia de Títulos (TTF) situado en los Países Bajos, se posponen ad calendas graecas. De momento lo que hay son impuestos a los beneficios extraordinarios y recortes al consumo, que es lo que ha venido defendiendo la izquierda.

Que no se quiera modificar lo de pagar toda la electricidad a lo que cueste producir la más cara puede colar como una tontería coherente con el deseo de no abandonar la transición ideológica. Que no se quiera poner un tope al precio del gas puede deberse a que se considera una medida excesivamente intervencionista. Pero, que no se quiera tocar el TTF, algo que ayudaría mucho más que los impuestos a las energéticas, da la clave de lo que está ocurriendo. No hay un giro ideológico ni voluntad de coherencia ideológica con viejos compromisos ecologistas. Lo que los alemanes von der Leyen y Weber están defendiendo son los intereses de Alemania y de Holanda, aliados en esto como en tantas otras cosas. A Berlín le interesa socializar la crisis y que perjudique por igual a la productividad de todos. Y la mejor manera de hacerlo es que todos tengamos que hacer los mismos sacrificios que ellos, aunque no tengamos la necesidad de hacerlos por no depender como ellos del gas ruso. Y a La Haya le interesa que el gas siga por las nubes porque es un país exportador y es encima sede de su mercado principal, lo que le está proporcionando beneficios gigantescos.

Así que, la cuestión no es por qué la derecha europea adopta un plan parecido al de Sánchez, que lo hace porque le conviene a Alemania, sino por qué Sánchez hace suyo ese plan alemán. Y, por mucho que éste tenga el aval de la derecha europea y de la Comisión, Feijóo debería seguir oponiéndose a él porque va en contra de las ideas liberales que el Partido Popular Europeo se supone que defiende y porque sobre todo va en contra de los intereses de España.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal