
En España apenas hay actividad delictiva, por eso los fiscales se dedican a perseguir leyendas urbanas como el ya conocido como El Bulo del Culo, gamberradas de zagalones universitarios o la letra de una canción perfectamente apropiada para los momentos actuales que habla de volver a 1936.
En este último caso pretenden crujir a los intérpretes del tema dado a conocer en la fiesta de VOX el pasado fin de semana en Madrid, porque lo de volver al 36 solo vale si los cánticos los realizan ultraizquierdistas en topless amenazando con incendiar las iglesias; en caso contrario resultan una incitación al odio que hay que perseguir con toda la fuerza del Estado aunque se trate de a) una canción, b) con una letra de evidente tono humorístico y c) que no pretende mostrar una aspiración política, sino reflejar con ironía ciertos aspectos de la situación de la España actual.
La artillería mediática de la izquierda lleva días agitando este asunto y protagonizando un ridículo espantoso, comprensible tan solo si se trata de no poner en riesgo la millonada que anualmente reparte el Gobierno en concepto de publicidad institucional. Solo así puede entenderse que se dediquen a mentir sobre una canción cuya letra dice cosas como:
Los podemitas son la democracia
Si votas al PP eres franquista
Y si te gusta Bildu pacifista
Qué fascista es Santiago Abascal
Y Otegi es un hombre de paz.
(…)
Los podemitas son la democracia
Qué valida es Irene Montero
Y Ana Botella es mujer florero
Cómo me gusta la libertad,
menos la tuya que votas mal.
Pero, en todo caso, ¿qué habría de malo en pedir que volvamos al 36? Sánchez y sus socios defienden la política del último tramo de la II República y la constitución del Frente Popular tras las elecciones de febrero de ese año. De hecho están legislando para recuperar la vigencia de los usos de esa época y dignificarla como el epítome de la democracia y la libertad. ¿Por qué censuran entonces una canción que, según afirman, anima a volver al periodo de nuestra historia más añorado por la izquierda actual?
