
Uno de los efectos no deseados por Putin con su invasión de Ucrania fue despertar a Alemania. Entre sus medidas está la de mejorar su defensa antiaérea con una iniciativa llamada European Sky Shield, un escudo antimisiles al que están invitados a unirse todos los miembros de la OTAN, incluidos sus dos últimos postulantes, Suecia y Finlandia. La iniciativa es consecuencia del análisis del sistema antimisiles de la OTAN y el descubrimiento en él de algunos agujeros que es conveniente tapar.
La torpeza del Gobierno y de su ministra de Defensa ha provocado un pequeño incidente diplomático cuando Margarita Robles dijo que España no participaba en la iniciativa porque no había sido invitada. A la embajadora de Alemania en Madrid le faltó tiempo para corregirla y declaró que, por supuesto, España había sido invitada. Luego, la ministra aclaró que no había recibido una propuesta "formal" y añadió razones que hasta entonces no había expuesto para no unirse a la iniciativa: que si ya teníamos el escudo OTAN, que si España queda muy lejos, que si otros aliados no se han unido a la iniciativa. ¿En qué quedamos? ¿En que no nos han invitado o en que el escudo alemán no nos sirve? Pamplinas. No nos hemos unido a la iniciativa por una sencillísima razón, porque Podemos, el socio comunista del Gobierno de Pedro Sánchez, no quiere oír una palabra de gastar un solo euro más en defensa y mucho menos si es para protegerse de Rusia, que por querencia hacia la extinta Unión Soviética, es para ellos la más pacífica de las potencias.
Por otra parte, es verdad que España queda muy lejos, pero el sistema que quiere montar Alemania prevé poder interceptar misiles balísticos intercontinentales fuera de la atmósfera adquiriendo el sistema Arrow 3 israelí, que nos vendría de perlas para protegernos de ataques que pudieran superar el escudo OTAN. También lo es que son muchos los países que no se han adherido por muy diversas razones, porque están muy lejos, porque están muy cerca, porque son muy pequeños, porque son muy pobres, porque tienen bombas atómicas, porque su gobierno está en funciones o porque están intercediendo diplomáticamente. España podía haber alegado las suyas, si las hubiera. En vez de eso, como siempre hacen Sánchez y sus ministros, prefieren mentir por la barba para esconder la inconfesable razón, su sumisión a Podemos.
La cuestión es mucho más grave de lo que parece. Es cierto que el PSOE no necesita depender de los comunistas para comprar votos perjudicando a la economía nacional, como tampoco necesita depender de ellos para poner en almoneda la seguridad nacional poniéndose al servicio de Marruecos. Pero nunca los socialistas habían jugado con nuestra Defensa para el caso de un conflicto general en Europa. Hasta ahora.
Es difícil saber, sin conocer la opinión técnica de los militares españoles, que como debe ser permanecen callados, si la protección extra que nos proporcionaría el escudo pensado por los alemanes compensa el coste que tendríamos que asumir. Pero lo que no es tolerable es que el Gobierno tome la decisión de no participar en él por razones espurias. Si en el futuro tenemos que lamentarlo porque Sánchez tenía que tener contentos a los comunistas de su Gobierno... Esperemos que no tengamos que hacerlo. En cualquier caso, no sé si necesitamos un escudo antimisiles, lo que sin duda urge es un escudo antiSánchez.
