Menú

Moderación y firmeza para Feijóo

Moderación no significa transigir con los principios democráticos, de los que la separación de poderes es central.

Moderación no significa transigir con los principios democráticos, de los que la separación de poderes es central.
Alberto Núñez Feijóo. | PP

Las muchas vacilaciones de Alberto Núñez Feijóo traen causa de la sentida necesidad de exudar a la vez moderación y firmeza, que son virtudes que el electorado suele premiar. Sin embargo, moderación no significa transigir con los principios democráticos, de los que la separación de poderes es central. Hay que ser firme en su defensa y que esa firmeza no se interprete como inflexibilidad populista, interesada o extremista. Hay que explicar la razón, que no es otra que la defensa de la democracia. Tendrá por supuesto que soportar que le pregunten por qué el PP no fue tan firme en la defensa de la separación de poderes cuando tuvo mayoría para hacer lo que ahora le exige al PSOE. Y tendrá que abjurar de Aznar y de Rajoy, pero podrá justificarse explicando que nunca antes el Gobierno había estado dispuesto a atender las demandas de golpistas y filoetarras. Una cosa es que la justicia esté en manos del Gobierno del PSOE o del PP, que mal está, y otra es que puedan influir en ella separatistas de toda laya. No es prueba de moderación alegar el pretexto de la sedición para romper el pacto dos días después de haber dicho que la sedición no tenía nada que ver. Y todo por no reconocer que el PP es por omisión tan responsable como el PSOE por comisión de esta situación en que un Gobierno sumiso con los separatistas está en condiciones de poner la justicia a sus pies.

De modo que ser moderado no excluye ser firme. Pero ser firme no significa unirse a comunistas y nacionalistas y empeñarse en que Marlaska dimita, entre otras cosas porque lo más probable es que el que venga sea peor. Se es firme cuando se defiende a nuestras fuerzas del orden, obligadas a contemplar impasibles como la torpe gendarmería marroquí sólo sabe detener una avalancha de inmigrantes matando a unas decenas de ellos. Y tienen que permanecer impertérritos porque este Gobierno y los anteriores decidieron que fuera Marruecos quien defienda nuestras fronteras a cambio de un precio en contante. Se adquirió ese servicio, que cada vez sale más caro, para no tener que hacerlo nosotros, no fuera a ser que un guardia civil le rompiera una ceja a un inmigrante y tuviera que salir el ministro de turno a dar explicaciones. Esto tiene que acabarse de una vez. Nuestras fronteras deberíamos protegerlas nosotros causando a quienes pretenden cruzarlas ilegalmente los menores daños posibles, pero cuantos sean necesarios para impedir su entrada ilegal. Y el ministro debería respaldar a sus hombres y asumir cualquier responsabilidad que se derive del cumplimiento de esa obligación. No se es más firme por lograr la dimisión de un ministro inane que se ha limitado a hacer lo que todos, mirar hacia otro lado con la mala suerte de que esta vez la gendarmería marroquí ha sido más violenta e incompetente que de costumbre. Firmeza es exigir que sean nuestras fuerzas las que defiendan nuestras fronteras y, si es Marlaska el que está dispuesto a hacerlo, que siga en el ministerio con el respaldo de Feijóo y todo el PP detrás de él. Y si hay que volver a renegar de Rajoy, se reniega.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal