Menú

Madrid

Madrid noctámbulo: Babilonia salvaje

Parafraseando a Larra, escribir en Madrid es bailar, es celebrar la búsqueda de una voz no encontrada. Clío espera al otro lado de la barra.

Parafraseando a Larra, escribir en Madrid es bailar, es celebrar la búsqueda de una voz no encontrada. Clío espera al otro lado de la barra.
El Edificio Carrión, la Gran Vía y el Palacio de la Prensa. | Pixabay, @Julius_Silver

Arde el crepúsculo y un ejército de noctámbulos abreva en el oasis fértil de la noche de Madrid, la ciudad, de cuantas conozco, con más marcha del mundo junto a Berlín –y, según Gurruchaga, "después de Manila"–. La pandemia, que aún palpita residual e impostada en el transporte público, fue relegada al ostracismo de la amnesia colectiva muchos meses ha en los garitos, los antros, las salas de conciertos y las discotecas pijas. Bulle la urbe tomada por "gentes de cien mil raleas" (Serrat): hipsters, guiris en celo, cayetanos, bohemios de provincia, musas empoderadas, vampiros de Murnau, multimillonarias venezolanas, camellitos senegaleses, publicistas enzarpaos, raperos, traperos, fariseos de Hakuna, etcétera. Las colas para entrar en algunos sitios terminan en un huso horario diferente del que empiezan. Se cuelga el cartel de "Aforo completo" en lugares donde te clavan veinte ñapos por una copa, atiborrados de viceversos con la misma movilidad que un muñeco del Museo de Cera. Los after son tan clandestinos como el TikTok de Rosalía, o sea, cero. A las seis de la mañana, los kebab celebran banquetes de comunión con los beodos en retirada. El Foro, en definitiva, ha vuelto a ser una Babilonia fascinante.

De Ponzano a Lavapiés, de Serrano a Malasaña, de Moncloa a La Latina: dispone el viejo poblachón manchego, reconvertido en ciudad automática, de un bufé de planes libre, variado, salvaje, divertido y, mierda, cada vez más caro, de un banquete ocioso que exalta, redime, enajena, revive y mata. Parafraseando a Larra, escribir en Madrid es bailar, es celebrar la búsqueda de una voz no encontrada. Clío espera al otro lado de la barra, en un perreo hipertrofiado y laxo de vocales, en un "Hey Jude" coral, etílico y desafinado. Hay que ser muy community manager de Pasapalabra –va un abrazo, querido David Summers– para no exprimir, para no pasárselo bien, para no perderse en una metrópoli tan imprevisible, abierta y transversal, tan impersonal y, a la vez, tan cercana. Eclécticos o tribales –vivan los primeros–, los feligreses de la noche convierten al Ocean en Delfos; al Marabú, en Comala; al Dos Gardenias, en Barataria. Y eso, ay, que nos cerró El Candela.

Dicho esto, la Villa y Corte que trasnocha no es edénica, entre otras cosas, porque hay una plaga creciente de malnacidos que se dedica a birlar al ciudadano sin disimulo, no como Almeida con el IBI, en lugares tan inhóspitos como, entiéndase la ironía, la calle Fuencarral a la altura del McDonald’s. Concreto la ubicación porque, hará como un mes, fui testigo de cómo dos tipos disfrazados de Bad Bunny le arrancaban un collar a una chica y se daban el piro por Corredera Alta de San Pablo. La Policía vino para nada. A las dos o tres semanas, a un compadre le intentaron robar el reloj en Barquillo. Y otro se marcó una maratón hasta Callao huyendo de tres chorizos que medían metro y medio y que se le acercaron preguntándole "¿Madrid o Barça?". Lo que no había visto en quince años, y no he sido, precisamente, un cartujo con agorafobia, lo he visto en lo que llevamos de 2022. Advertidos quedan.

En fin, soy consciente de que "la pasión por definición no puede durar" (Sabina), de que la edad, a Dios gracias, estrangula discreta el jolgorio y, sobre todo, de que los bárbaros, con sus flequillitos o sus rastas, están a las puertas de Roma. Algún plomo se fundirá, bien motu proprio, bien por algún porrazo de la maldita policía de la moral. Será entonces cuando renuncie a una parte de mi ser y cuando me largue de la fiesta. Porque ríete tú del París de Hemingway.

Temas

En España

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal