Menú

Sánchez no conoce a la Esquerra

Sánchez quiere creerse ahora que la Esquerra dejará de ser la Esquerra y ya no le reclamará la autodeterminación a cambio de investirlo.

Sánchez quiere creerse ahora que la Esquerra dejará de ser la Esquerra y ya no le reclamará la autodeterminación a cambio de investirlo.
El presidente de la Generalidad, Pere Aragonès y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

El 1 de octubre de 2017, todos los habitantes de Cataluña, sin excepción, supimos perfectamente de qué lado estaban los 17.000 miembros de la fuerza armada sometida al mando directo de la Generalitat. Aquello fue una rebelión tan evidente que hasta un ciego podría haberlo visto. Recuérdense, sin ir más lejos, las imágenes grabadas de los forcejeos entre agentes de la Guardia Civil y miembros de los Mossos d’ Esquadra a las puertas de varios de los locales donde se pretendía incumplir la orden judicial por la que se prohibió la celebración de la convocatoria.

Y sin embargo, los cabecillas del intento de demoler el orden constitucional en Cataluña, entre otros elementos de coacción directa, mediante "la exhibición de la fuerza armada", una de las características que el Código Penal contempla de modo expreso en la tipificación de ese delito, serían finalmente condenados por sedición, una figura en extremo más leve. Al respecto, fue precisamente la palabra del entonces jefe máximo de ese cuerpo policial bajo la autoridad última del presidente de la Generalitat, el mayor Trapero, lo que salvaría de incurrir en el tipo jurídico de la rebelión a Junqueras, Puigdemont y el resto. Pues Trapero aseguró ante el Tribunal haber elaborado un plan secreto para, llegado el momento, proceder a la detención del presidente, el vicepresidente y el consejero de Interior.

Un plan tan secreto que jamás se ha aportado prueba alguna de su existencia real. Ninguna. Nunca. Pero el Tribunal, por alguna razón ignota, decidió dar crédito a la historia de Trapero, que era lo mismo que dar crédito a que los Mossos d'Esquadra habían permanecido durante todo el tiempo del lado de la Ley. En gran medida, eso fue lo que libró a Puigdemont, a Junqueras y a Forn de la espada de Damocles de la rebelión. E igual que Marchena quiso creerse entonces el cuento de Trapero, Sánchez quiere creerse ahora que ofrendando el regalo navideño de la malversación licuada a Junqueras, lo que equivale de facto a una amnistía apenas encubierta, la Esquerra dejará de ser la Esquerra y ya no le reclamará la autodeterminación a cambio de investirlo. No los conoce.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal