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Pablo Planas

El PSOE y las victorias de ETA y los golpistas

La especialidad del PSOE es convertir las victorias de la democracia española en derrotas.

La especialidad del PSOE es convertir las victorias de la democracia española en derrotas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un acto en Getafe

La especialidad del PSOE es convertir las victorias de la democracia española en derrotas. Es lo que sucedió con el terrorismo de ETA y es lo que está pasando con el golpismo separatista catalán. Que los terroristas vascos dejarán de matar no fue gracias a sacar la política de los juzgados y negociar con los portavoces de los asesinos, sino al esfuerzo titánico de la Guardia Civil, la Policía Nacional y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que derrocharon vidas, sangre y sacrificios sin límites hasta desarticular por completo el entramado terrorista.

Acto seguido, el PSOE comandado a los efectos por el nefasto Zapatero se encargó de restar méritos a la lucha policial y judicial para mantener viva la llama política de los asesinos. Bailando incluso sobre las tumbas de las víctimas que ETA se cobró entre las filas del socialismo. Una década después, miembros de la banda como Arnaldo Otegi gobiernan en España mientras los últimos asesinos encarcelados gozan de las ventajas otorgadas por el Gobierno de Pedro Sánchez.

En el caso del golpe de Estado perpetrado por el gobierno autonómico catalán, sus autores negocian con el Ejecutivo de coalición del PSOE y Unidas Podemos una pornográfica reforma del Código Penal que certifica el triunfo de los golpistas por la vía de despenalizar todos los atropellos cometidos por el separatismo en contra la mayoría de la población de Cataluña y el resto de España.

El "argumento" de que el PSOE necesita a los filoetarras y a los golpistas para mantenerse en el poder es pura filfa porque a ese partido y a sus dirigentes les habría ido y les iría mucho mejor electoralmente si no se hubieran dedicado en cuerpo y alma a rescatar de sus debacles a delincuentes como los terroristas y los separatistas.

En el caso del terrorismo vasco, fueron los agentes policiales quienes se dejaron la vida en el empeño de cercenar la cabeza de la serpiente. Y a los separatistas les ganaron los ciudadanos que salieron a las calles de Cataluña a oponerse al golpe de Estado el 8 y el 27 de octubre de 2017, así como el discurso del Rey del 3 de ese mismo mes y la quirúrgica operación policial comandada durante el referéndum ilegal por el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos. La acción de los políticos no tuvo nada que ver en ninguno de los casos. Conviene recordarlo, aunque ni lo de ETA ni el golpe de Estado sean historia antigua, sino nuestro más reciente pasado. Ayer mismo.

Cataluña no está mejor ahora que hace cinco años, como dice Sánchez. Está igual de mal o peor porque nunca ha estado más cerca el separatismo de alcanzar sus objetivos gracias al PSOE, no al PSOE de Pedro Sánchez, mendaz y tibio matiz. Los "barones" de ese partido pueden cantar misa mientras se desgarran las camisas y los exministros felipistas firman manifiestos en contra de la deriva socialista. Todos están en contra de las tropelías de Sánchez, pero ahí siguen, aferrados a la maquinaría de esas siglas. Si tuvieran un ápice de dignidad y valor estarían rompiendo sin dudas, vacilaciones o excusas el carnet del partido corrupto y golpista por antonomasia.

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