Menú
Cristina Losada

La renegada Carmena

Detrás del caudillito, la turba se entretuvo con lo suyo, que es competir por ver quién insulta más a la que hace unos años aplaudía con embeleso.

Detrás del caudillito, la turba se entretuvo con lo suyo, que es competir por ver quién insulta más a la que hace unos años aplaudía con embeleso.
Manuela Carmena. | EFE

Mucho habla de no binarios el podemismo, pero no hay nada más binario que su mundillo político. Si no estás con ellos, estás contra ellos. Y has de estar con ellos en todo. No puede darse una sola disensión, no se puede hacer una sola crítica. Y no puede haber ningún reconocimiento de error, salvo el que hagan, excepcionalmente, los cuatro o cinco que manden en lo que queda del partido. De modo que Manuela Carmena, que fue una de las suyas, a la que mostraron tanto (falso) cariño cuando allá por 2015 los colocó en la alcaldía de Madrid, acaba de ser expulsada a las tinieblas exteriores por manifestarse contra el empeño de no rectificar la ley del sólo es sí.

La exalcaldesa dijo en una entrevista que las rebajas de condena y excarcelaciones que está provocando la ley de Irene Montero no eran culpa de los jueces, como sostienen contra toda evidencia pero con toda intención las autoras del estropicio, y que procede de errores en la ley. Esta es ya una obviedad inaceptable para los binarios. Pero, además, Carmena apuntó que no querían rectificar la ley por una "actitud de soberbia infantil" y esta arremetida no la podían pasar por alto los más soberbios de cuantos soberbios han circulado estos años por la cambiante escenografía de la política.

Si Belarra se limitó, lengua mordida, a un "no lo esperaba", otros fueron más explícitos. El secretario general acusó a Carmena de corrupción. El jefe en la sombra, el mismo Iglesias, se vengó diciendo que "si la cloaca más repugnante te aplaude, quizá la soberbia es la tuya". Y detrás del caudillito, la turba se entretuvo con lo suyo, que es competir por ver quién insulta más a la que hace unos años aplaudía con embeleso. Bruja, senil, alcohólica, traidora, el catálogo habitual. Carmena, que ya estaba bajo sospecha, ha quedado ahora sentenciada. Maridarse con Podemos y dejarlo es práctica de alto riesgo. Si el que se distancia habla contra la línea del partido, habrá venganza y habrá maltrato.

La cuestión de que no se rectifique la ley errada es asunto de interés y de cierta perplejidad. Pero no se resuelve con la idea de la soberbia, sea infantil, sea adulta. Carmena, que los conoce, sabe que son soberbios. Nadie lo duda. Pero que sean soberbios no significa que se resistan a rectificar por pura soberbia. En ese mundo binario, la negación del error no obedece a rasgos psicológicos de sus dirigentes. Es deliberado. Es una estrategia política. Imbricada en la general negación de la realidad que los ha caracterizado siempre, pero que cumple sus propias funciones. Estamos en la dinámica de la secta que ya descubrió y puso en práctica Lenin. Mejor ser cuatro gatos con la única línea correcta, que muchos con desviaciones y divergencias. El principio fundamental: dividir, dividir y dividir. Dividir siempre, no sumar. Hacer inexpugnable el monolitismo. Y su autoridad.

Temas

En España

    0
    comentarios