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Vomitiva campaña izquierdista contra Díaz Ayuso

Nada tiene que ver con las legítimas demandas laborales del sector sanitario y sí con la necesidad de la izquierda de agitar las calles en su provecho

Como era de esperar, la manifestación en defensa de la sanidad pública convocada el pasado domingo por un sector minúsculo de profesionales sanitarios y apoyada en masa por todas las fuerzas de izquierdas se convirtió en una bochornosa exhibición de odio ideológico contra la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Sobre los motivos reales de la concentración apoyada por socialistas y comunistas baste señalar que tan solo 34 médicos están secundando dicha huelga o, lo que es lo mismo, el 0,0003 por ciento de los sanitarios pertenecientes al sistema público de salud de la Comunidad de Madrid. El porcentaje ridículo de los convocantes es consecuente con la percepción que profesionales y, sobre todo, ciudadanos tienen del funcionamiento de la sanidad madrileña, una de las mejor valoradas no solamente en España, sino también en el continente europeo. Lo saben bien los mismos izquierdistas que salen a la calle a gritar consignas amenazantes contra Díaz Ayuso, cuyos estándares de gestión sanitaria están muy por encima de los que ofrecen las comunidades gobernadas por esos mismos partidos.

Por mucho que le pese a la izquierda (y ya vemos que le pesa), Madrid ofrece una atención sanitaria de calidad muy por encima de la mayoría de comunidades autónomas, a las que aventaja en días de lista de espera para pruebas médicas o una intervención quirúrgica así como en los niveles de satisfacción de los usuarios del sistema público de salud.

La politización de esta campaña a cuenta de la sanidad pone también de manifiesto el grado de desesperación de la izquierda madrileña, que trata de ganar en la calle lo que pierde una y otra vez en las urnas, cuyas últimas citas se han saldado con batacazos a cual más sonoro.

Es lamentable que la oposición izquierdista aproveche el descontento de una fracción minúscula de la sanidad de la Comunidad de Madrid para lanzar consignas políticas y tratar de prolongar el conflicto hasta la próxima campaña de elecciones autonómicas, pero lo que resulta ciertamente repugnante es que apoye los graves insultos y amenazas a la presidenta madrileñas por el mero hecho de haberle propinado una derrota monumental. El vocero madrileño del movimiento ultraizquierdista bolivariano llegó a llamar "terrorista sanitaria" a Díaz Ayuso, un insulto intolerable aunque plenamente compartido por la inmensa mayoría de los convocantes y participantes en una marcha, que nada tiene que ver con las legítimas demandas laborales del sector sanitario y sí con la necesidad perentoria de socialistas y podemitas de agitar las calles en su provecho.

Así las cosas, resulta incomprensible el apoyo expreso de VOX a la politización de un conflicto por parte de los partidos de izquierda, manifestado por su secretario general, Ignacio Garriga, este mismo fin de semana. Precisamente el partido conservador, que ha sido blanco de todo tipo de operaciones de acoso por parte de la izquierda para expulsarlo de la vida pública, debería distinguir muy bien entre las justas reivindicaciones laborales de un sector y las campañas de odio ideológico impulsadas por los socialcomunistas, como la que ahora mismo tienen en marcha contra Isabel Díaz Ayuso.

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