"Todo quedará en nada", dicen los malos periodistas, sobre el escándalo del Fútbol Club Barcelona para adulterar el campeonato de la Liga de fútbol española. Falso. El mundo entero sabe que esa entidad deportiva, bajo la que se esconde el separatismo catalán, ha hecho mil trampas durante más de dieciocho (18) años. Apenas valen algo los títulos conquistados en ese período. Las diez (10) Ligas, las siete (7) Copas del Rey y las nueve (9) Supercopas de España no están sólo bajo la sospecha de fraude arbitral, lo cual en sí mismo es gravísimo, sino también absolutamente deslegitimadas moral y deportivamente.
La opinión pública mundial es consciente de que el Barcelona ha viciado el mundo del fútbol. Ha amañado y adulterado la competición y su circunstancia. España entera, o sea, todos los equipos de fútbol de nuestro país, junto a los del resto del mundo, empezando por los europeos, han levantado ya la voz de la conciencia moral, y, de paso, han comenzando a hacer acusaciones judiciales contra un equipo de fútbol tramposo. ¡Cómo que todo quedará en nada! Eso será para quienes la moral no existe y el derecho es una cosa de los poderosos. Pero otra cosa muy distinta piensan quienes son capaces de tener experiencias morales y sentido del Derecho. Para los seres humanos desarrollados, desde el punto de vista civil, los títulos del Barcelona, representante principal del separatismo catalán, carecen de valor. Han sido ganados en mala lid. Son faramalla.
Asunto diferente, pero en todo caso menor comparado con el envilecimiento moral de este club, es quién, o mejor dicho, qué institución se encargará de la investigación y acusación contra el Barcelona. Dicen que la asunción del caso por parte de la Fiscalía Anticorrupción de la Audiencia Nacional podría, otra vez, acabar en nada, o sea, serviría sólo como tapadera de la corrupción. Pudiera ser, entre otras razones porque esta fiscalía fue creada por los socialistas para ocultar sus delitos de corrupción. Sin embargo, no creo que sea capaz de detener la gravedad, el impacto social y la complejidad de este caso para toda Europa. Esto ya no hay quien lo pare en el mundo civilizado. Ya ha penetrado el alma de las personas más civilizadas de la tierra. Los ciudadanos mejores del mundo han dictado Sentencia. Engañan quienes mantienen que la cosa "quedará en nada".
Y, además, cuanto más tiempo se nieguen los directivos del Club catalán a dar explicaciones y reconocer tan graves hechos, de los que ya existen denuncias y pruebas documentales, las cosas irán peor para el separatismo catalán. Pidan, pues, perdón, cuenten y expliquen, en fin, colaboren con la Justicia y con el resto de instituciones, y no se parapeten en un victimismo absurdo y criminal. Es imposible ocultar que han sido descubiertas siete sociedades próximas a Negreira en las que el Barcelona C.F. hizo los pagos, hasta más de 7 millones de euros para poder controlar los arbitrajes, escoger a los árbitros para sus partidos en España, o sea, o estaban comprados por Negreira o elegía a quienes favorecían al Barcelona. Es imposible, sí, que esto quede en nada. Y si fuera posible, esto es una tragedia.